La universitaria Ingrid Gomes se recupera luego del ataque de su exnovio

Una semana después de su noche de terror, Ingrid Gomes (20), convaleciente con una pierna sobre un cojín, quemaduras en sus glúteos y sueños recurrentes de terror que no le permiten descansar, dio declaraciones al periodista Joan Camargo, de Impacto Venezuela, y publicadas por lapatilla.com.

El hombre insistía en regresar con Ingrid, primero amenazándola y luego empezó a mandarle flores y mensajes afectuosos, rogándole «arreglar las cosas”

La joven estudiante de Comunicación Social en la Universidad Santa María, confiesa que José Luis Da Silva y ella fueron novios durante un año, pero hace dos años terminaron la relación y quedaron como amigos.

Sin embargo su amiga María Pérez declaró para El Diario, que la relación Gomes-Da Silva no había terminado en buenos términos, porque “ese hombre es muy violento y siempre la maltrataba de palabra y una vez hasta se atrevió a darle una fuerte cachetada que le dejó marcada la cara por varios días. Allí Ingrid volvió a terminar con él, esa fue la definitiva”.

Señala que el hombre insistía en regresar con Ingrid, primero amenazándola y luego, en los últimos meses, cambiando de táctica, empezó a mandarle flores y mensajes afectuosos, rogándole que hablaran “para arreglar las cosas”.

Confirmando lo dicho por su amiga, Ingrid le confesó al periodista que:

-Él eventualmente me escribía y decía que quería hablar conmigo.

Y, el lunes 14 de diciembre por la noche, ella se sintió un poco mal y como no consiguió las medicinas cerca de su casa en Caracas, y coincidió que el hombre la llamó, debido a la urgencia, aceptó que él la llevara.

-Pero cuando íbamos camino a un Farmatodo, él me dijo: “tú no te vas a ir para tu casa, tú te vas a quedar conmigo esta noche”.

Y enfiló su carro hacia la nueva vía a El Junquito, pueblo donde él vive.

Ingrid opuso resistencia, se sintió engañada, pero conociéndolo trató de calmarlo y le argumentó:

-No, por favor, yo tengo que trabajar mañana temprano, además no pedí permiso en mi casa”.

Más adelante la estudiante de Comunicación Social de la Universidad Santa María, le recordó a Da Silva que él no tenía derecho a realizarle esa propuesta.

-Tiene que ser así porque tú tienes que estar conmigo, fue la respuesta del obseso. Luego de varios minutos de interminable discusión, él le ofreció comprarle una botella de agua, porque “te noto muy acelerada”, le dijo.

Ella aceptó y se tomó el agua, pero a los pocos minutos, sé quedó dormida. Cuando despertó no sentía manos ni pies y comenzó a ver todo borroso.

-Hice todo lo que tenía que hacer para que estuvieras conmigo, fue la abominable confesión del hombre, que Ingrid oía como en un eco, mientras navegaba en un limbo entre la consciencia y la inconsciencia. Supo que su vida estaba en peligro y que tenía que luchar para salvarse.

El carro seguía subiendo por la carretera empinada y llena de curvas, mientras el hombre trataba, ayudado por el soporífero que seguramente le había dado en el agua, de convencerla de que cediera a sus requerimientos. Ella oponía resistencia y trataba de disuadirlo. Da Silva no podía comprender que ella que había aceptado ir con él a la farmacia, lo que en él despertó sus esperanzas, ahora se negara a la reconciliación. Enfurecido empezó a golpearla para acallar su negativa.

En eso estaban cuando sonó el teléfono. La preocupada madre de Ingrid la estaba llamando a su celular.

-Si le contestas a tu mamá, nos estrellamos y nos matamos”, le advirtió el desencajado hombre, mientras manejaba cerro arriba, en la nueva vía El Junquito-Caracas.

-Cuando estábamos cerca de la alcabala de la Guardia Nacional-narra Ingrid-, pensé que debía aprovechar la oportunidad para salvarme: Veo a los guardias, grito pidiendo auxilio y al ver que no estaban muy pendientes, me lanzo del carro.

Ante la acción desesperada de la muchacha, Da Silva la toma por el cabello y acelera.

-Me arrastró por todo el asfalto y pierdo el conocimiento. No recuerdo lo que pasó después, dijo Ingrid entre lágrimas.

Pero el energúmeno no podía sostenerla por el cabello y manejar al mismo tiempo. Paró el carro, quebró una botella y con el pico le infirió una herida en el cuello, buscando la yugular, tratando de arrebatarle la vida a la bella joven cuyo error fue aceptarlo como novio ya hace más de 3 años.

Los guardias llegaron en su ayuda, y trataron de desarmar al hombre, quien en su furia hirió a uno de ellos, para luego de unos cuantos golpes, rendirse.

Hoy a 8 días de un incidente que no le costó la vida porque supo defenderse y no dejarse abatir por las circunstancias, Ingrid Gomes confiesa…

-No lo podía creer, no sabía hasta dónde puede llegar la maldad de una persona a quien pensaba conocer. Sin embargo, le doy gracias a Dios porque se está haciendo justicia y porque yo estoy viva.

Recreación de Rómulo Herrera, basada en entrevista concedida al periodista Joan Camargo, para Impacto Venezuela (leídas por nosotros en lapatilla), y declaraciones de María Pérez para El Diario.

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