Familiares se esfuerzan para cubrir en parte los gastos de hospitalización

“Tenemos que buscar solución, porque son nuestros familiares y solo a nosotros nos duele si les pasa algo”, es la voz de un familiar de paciente con ACV recluida en el hospital José María Vargas de La Guaira.

Entre comprar insumos, hacer exámenes especializados, gastos de comida y transporte, se van más de 500 dólares, ¡100 salarios mínimos! Un monto que supera al ingreso de los venezolanos de a píe.

La mayoría suelen hacer recolectas entre familiares, amigos y allegados para completar gastos. “A mi tía tuvimos que hacerle un TAC de cráneo y teníamos que también llevarla a otro centro de salud para eso.

No tuvimos ayuda de nadie, pero nosotros mismos resolvimos”, expresó el familiar. En otros casos, a pesar de que el hospitalizado requiera de algún examen en otro centro de salud privado, no es posible hacérselo, pues no tienen con qué, como el caso de una madre que se encontraba a las afueras del Seguro Social.

Su hijo de 15 años, había sido ingresado, pero requería de un estudio en un centro privado. Para su suerte, a pesar del examen faltante, en el hospital lograron hacerle los exámenes básicos que necesitaba su hijo y fue ingresado a quirófano para ser operado a tiempo de una apendicitis.

Otros cuentan es con recursos de otros parientes que viven en el exterior, quienes les envían dinero para solucionar. La falta de poder adquisitivo ha llevado a que enfermarse sea un “calvario” para muchos quienes agotan sus recursos y ahorros para mantener con vida a sus familiares.

El desgaste mental, físico y económico son parte de los días duros de las familias trabajadoras que se enferman en La Guaira

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