Torres del urbanismo Luisa Cáceres “penden de un hilo”

Las bases están corroídas por averías en las tuberías de aguas servidas. Hay niños y adultos enfermos por las filtraciones

Desesperados se encuentran los habitantes del urbanismo Luisa Cáceres de Arismendi por las condiciones en las que se encuentran las bases que soportan las torres, expresaron que “penden de un hilo”, pues las cabillas están corroídas por los constantes botes de aguas servidas.

“La mayoría de los locales socioproductivos están desocupados porque las filtraciones impiden que permanezcamos allí, nos entregaron los edificios inconclusos. Fui a Ivivar y me dijeron que teníamos que arreglarlo nosotros, lo que es imposible, porque no tenemos recursos y no es nuestro trabajo”, expresó Norma Rojas, vocera de Ambiente del consejo comunal.

Detallaron que las cloacas se mantienen colapsadas y los malos olores no se soportan. “La contaminación es demasiado grande, los tubos de la red de aguas servidas son muy pequeños y se taparon con facilidad, por eso es que el agua se derrama y causa filtraciones en los apartamentos. Lo mismo pasa con las aguas blancas, tenemos una avería en el piso 6 de la torre A, y cada vez que ponen el agua, parece una cascada”.

Por esta situación, hay niños y adultos enfermos con afecciones respiratorias y escabiosis. Además, denuncian que el agua que les llega, no está siendo tratada, lo que ha desencadenado una epidemia de sarna.

“El médico me diagnosticó dermatitis por contacto, me mandó una pomada que no he podido conseguir. Entre el agua que llega muy sucia, y las aguas negras, nos están matando”, dice Rosa Meza.

Cuestionaron que han enviado reportes a la Gobernación, Ivivar y hasta a la Defensoría del Pueblo, y nadie los ha tomado en cuenta. “Vivimos con miedo de que esto se venga abajo en cualquier momento. Necesitamos que acuda alguna autoridad a realizar una inspección para que nos den respuesta lo más pronto posible”, apuntó Erika Figueroa.

Lamentaron no poder dictar cursos en los locales porque las condiciones son inhumanas. “Es lamentable que esos locales se pierdan. Solo uno está en uso y es el del CLAP textil, pero no pueden tener a nadie trabajando ahí, porque el olor a moho es muy fuerte y las bases están demasiado agrietadas”.

Hacen un llamado al gobernador Jorge Luis García Carneiro para que atienda este problema, que mantiene a los vecinos durmiendo con un ojo abierto y el otro cerrado. “Tiene que escuchar los problemas del pueblo que lo reeligió”./va/Foto: Antonio Domínguez

Luisana Herice

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