Los vecinos que ayer ayudamos hoy nos dan la espalda

Los países de América y el Caribe que se beneficiaron de los programas que generosamente impulsó el presidente Hugo Chávez en los tiempos de la Bonanza Petrolera, aquellos que recibían con los brazos abiertos a los venezolanos que iban a hacer turismo y a “raspar cupos”, hoy nos dan la espalda y nos tratan con desprecio.

Esos países que sí aprovecharon la bonanza de Venezuela y que hoy disfrutan de un crecimiento económico que ni soñaban, se permiten el lujo de públicamente y en las aduanas ponerles trabas a los venezolanos que buscan en esas tierras las oportunidades que aquí se les escapan. Claro, cuando al inicio de los altos precios del petróleo eran venezolanos cargados de petrodólares los que llegaban, alfombra roja con ellos y muchos eran recibidos hasta por los propios presidentes de esos países, ansiosos por captar inversiones que generaran empleos e impuestos. Pero hoy, cuando todos los que tenían plata bien habida y mal habida ya se instalaron en esos lares, y acá solo quedan los venezolanos más humildes, que solo tienen sus conocimientos y voluntad de trabajo para labrar un presente y un futuro para sus hijos, la solidaridad les escasea, y nos dan la espalda.

Regresa la inquina que siempre nos habían tenido, porque nos consideraban ricos, fatuos y pedantes. Ellos que hace 20 años estaban por el piso y que salieron de la pobreza gracias, en gran parte a los venezolanos, hoy se dan el lujo de rechazarnos, como acaba de hacerlo el propio gobierno de Curazao, como ya venía haciéndolo Aruba, y como es un grito en Panamá donde hasta grafitis adornan las paredes de su ahora cosmopolita y hermosa Ciudad de Panamá: “Fuera los chamos”, “no más chamos ¿hasta cuándo?”.

Y no es justo. Da dolor y calentera, porque los venezolanos siempre fuimos amplios y receptivos con los extranjeros. Esta era tierra de gracia. Como un faro para toda la gente de América y el mundo, y nunca hubo Hasta exhibición y venta de carros tienen en Sambil Santo Domingo, el más moderno y amplio centro comercial de Dominicana de parte de nosotros más que una mano extendida. Hasta llamábamos “paisanos” a los que eran todo lo contrario. Lo peor es que casi todos ellos se beneficiaron de Petro Caribe, de la ayuda de la Venezuela generosa con los demás y mezquina con su propio pueblo.

Además gracias a que las inversiones turísticas huyeron del país por la alta inseguridad y el control de cambio, ese que les impide a las empresas repatriar sus ganancias, esos países se beneficiaron. República Dominicana “Lo tiene todo”, por ejemplo, es el receptor de mil millonarias inversiones de Europa, Estados Unidos y hasta Venezuela. Cientos de miles de dominicanos viven del turismo y ya no tienen que emigrar, al contrario sus autoridades le ponen trabas a los venezolanos que llegan cargados de sueños y agobiados por la crisis. No importa que el más grande y hermoso centro comercial sea Sambil en Santo Domingo o Blue Mall en Punta Cana, ambos de capital y talento venezolanos y cientos

de inversiones más en industrias, bancos, propiedades inmobiliarias. “Los ricos ya llegaron, los pobres que ni lo piensen”, dirán ahora. Y nos maltratan, a nosotros que merecemos solidaridad y apoyo en estos tiempos de inmerecida crisis. ¿Por qué tenemos que sufrir estas humillaciones, nosotros que tenemos el más hermoso país y las más grandes reservas de petróleo del mundo? No es justo. Nada, parece que, como los venezolanos de a pie no nos comimos las maduras durante la bonanza, ahora nos toca comernos todas las verdes en la desgracia.

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Hasta exhibición y venta de carros tienen en Sambil Santo Domingo, el más moderno y amplio centro comercial de Dominicana

Rómulo Herrera Twitter @RomuloHerrera1

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