La misión de La Verdad

…es informar, orientar y entretener a los varguenses. Pero, por encima de todo, nuestra misión es servir al pueblo, ser su voz que se multiplica en miríadas, para reclamarle a sus empleados que trabajen, como una vez prometieron hacerlo, y que ese trabajo se traduzca no solo en soluciones para los problemas básicos de agua, luz, gas, aseo, sino en obras que trasciendan el día día.

Sí. Así tiene que ser, pues el poder que depende de la voluntad del pueblo, porque así lo establecen los nuevos tiempos, esos tiempos que hicieron posible después de muchos abortos, el nacimiento del sistema democrático, el poder del pueblo, repito, se transfiere a unos empleados públicos que han de hacer con sus ejecutorias, que las aspiraciones del dueño del poder se cumplan.

Nosotros también somos empleados del pueblo, sus servidores. Y, como tales, hacemos todo nuestro esfuerzo profesional y personal, en servirle al máximo, buscando soluciones para sus problemas, alertando sobre lo que consideramos que es un peligro y, lo que con pasión y mayor regocijo hacemos: exaltar sus luchas, sus victorias, sus alegrías, aunque hoy nos sean tan esquivas.

La Verdad desde su nacimiento, en 3 cabañas del hotel Meliá hace 25 años, simultáneamente con nuestra querida emisora Paraíso 90.3, ha sido fiel a sus principios, y ha estado siempre al lado de su pueblo, sirviendo como enlace con los empleados públicos que tienden a alejarse de su patrono que es el pueblo, para que no olviden que la transferencia de poder que se les dio, de forma temporal, fue para que trabajaran en el beneficio de todos. Entendiendo por todos el pueblo, en primer lugar, los comerciantes, empresarios y los propios servidores públicos.

Sí, el pueblo y nosotros en La Verdad sabemos que es así, que los servidores públicos obtienen beneficios, muchos privilegios, ayudan a su gente más cercana y crecen. Pero deben ser eficientes en el ejercicio del poder temporal, tienen que parir soluciones a los problemas y mucho más allá, contribuir al progreso, al crecimiento de la gente por la vía del conocimiento y de la generación de trabajos dignos.

Digo esto porque ciertas buenas actitudes me hicieron recordar al triple graduado. Era tradición cuando él llegó al poder que los presidentes visitaban a los pueblos cuando iban a inaugurar obras importantes. Bueno el triborlado acabó con eso y visitaba los pueblos para que lo vieran. Él saludaba, compartía y creía que con ser simpático era suficiente. Pero, no fue elegido para que compartiera con la gente, sino para que trabajara e hiciera obras tangibles e intangibles en beneficio del pueblo.

Me estoy refiriendo a Rafael Caldera quien cuando eliminó las escuelas técnicas, las de enfermería y las escuelas de formación de maestros, llámese normales, inició el camino del fin de nuestro país, atentando contra las herramientas que el Maestro Insigne, así con mayúsculas, Luis Beltrán Prieto Figueroa, creó para que el pueblo creciera. Fue más allá en su indolencia al instaurar la aprobación de grados por asistencia y dañar severamente la educación y formación de los hijos del pueblo.

Los servidores públicos deben realizar las obras e inaugurarlas, que el pueblo se encarga de la celebración, del agradecimiento y de la merecida ratificación, cuando proceda.

Rómulo Herrera

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