¿Qué carajo buscaban los venezolanos que emigraron a Islandia?

Insólito que miles de venezolanos hayan emigrado a Islandia, muy cerca del Polo Norte. Tan cerca que su nombre significa «tierra del hielo». Es una isla de apenas 103.000 km², con escasos 366.425 habitantes… ¡la mitad de los que tiene el estado La Guaira!

Islandia es el Waterloo de los venezolanos, porque tiene que ser como castigo que uno recala en esa isla. Castigo tan grande como el que le impusieron los ingleses y prusianos a Napoleón después de derrotarlo en la batalla de Waterloo, el 18 de junio de 1815.

¿Cómo íbamos a pensar que llegaríamos tan lejos?

Así será el sufrimiento que impele a un ser humano a preferir cualquier cosa antes que regresar a su país, luego de ser maltratado en cualquier sitio adonde va. También es cierto que ya somos más de 7 millones que hemos emigrado de Venezuela y que, ¿será por eso? los países del mundo prefieren no seguir recibiéndonos… pero por los clavos de Cristo, por muy derrotado que uno esté, ¿cómo encima te vas a autoflagelar? No me quiero imaginar el sufrimiento lacerante y la obstinación de ustedes.

¡Nos vamos al…Islandia, pero no nos regresamos a Venezuela!

Rodion Románovich fue enviado a Siberia, pero fue porque mató a una prestamista para robarle su dinero, en la novela Crimen y Castigo, de Fedor Dostoyesvki. La conciencia lo indujo a confesar su crimen y lo mandaron preso para allá. Por cierto ahorita en Islandia hacen 4 grados centígrados y en Siberia 17, son 13 grados menos, y estamos en noviembre.

¿Qué buscaban ustedes a 7.500 kilómetros de distancia en línea recta?

Otra cosa, en esa islita se habla islandés… vaya usted a saber cómo se habla eso.

Reikiavik, la capital, es el municipio islandés más poblado, con 128.000 o 130.000 habitantes y en toda la isla la vegetación se limita a líquenes y árboles enanos.

Entendemos que es una gran contrariedad que el Gobierno islandés los haya deportado, porque Islandia no le exige visa a los venezolanos ni a ninguno. Es que nadie quiere ir para ese hielo al lado del Círculo Polar Ártico y de Groenlandia.

Mejor que los mandaron para acá donde estamos con el fresco casi decembrino a unos agradables 28 grados. Aquí van a estar mejor paisanos, aunque muchos sigan emigrando por todos los caminos verdes, amarillos, rojos de cualquier color.

Pero, en serio, bienvenidos a casa. Las cosas no han mejorado nada por aquí, pero seguimos teniendo las reservas petroleras más grandes del mundo, somos el cuarto país en reservas de oro y el quinto en reservas de gas. Eso no es todo. Tenemos a gente muy bien formada profesionalmente, inteligentes, capaces, y en cualquier momento el Gobierno decide cambiar el sistema, ese que aplican en Cuba desde hace 64 años, con pésimos resultados, pero que aquí vamos a cambiar, como hizo Deng Xiaoping, el Constructor de China, en 1980.

¿Por qué lo digo?

Porque ya crearon la Ley de Zonas Económicas Especiales, que fue el cambio del sistema para adoptar lo que condujo al milagro económico de la pobrísima China de Mao a la poderosa China de Xi Jinping.

Adoptar el sistema chino, es solo eso lo que nos hace falta, con una pequeña diferencia: Venezuela tiene los recursos naturales que no tenía la postrada nación asiática, y nos sobran venezolanos dispuestos a trabajar por un sueldo miserable aquí, antes de tener que arrancar sus raíces e irse desangrándose por un mundo que ya no nos quiere.

Nicolás Maduro podría continuar en el poder si cambia ahora su sistema, para que todos ganemos y aprovechemos la crisis energética mundial. Crisis que sí están ávidamente aprovechando todos los países petroleros, menos Venezuela, el que tiene las reservas más grandes del mundo y ahorita es cortejada por todos los países desarrollados, hambrientos de energía como los venezolanos estamos de comida, ¿quién lo diría?

El cambio solo lo puede hacer el Gobierno y si lo hace va a haber recursos, riquezas, bonanza para todos y herramientas sólidas para que las Ubch hagan campaña por su candidato.

Habrá beneficio para todos, empezando por quienes están en el Gobierno que ganarían, también, la paz, la tranquilidad de conciencia y la satisfacción que da el ser triunfadores y líderes de un gran país, la Gran Venezuela que podemos soñar.

Rómulo Herrera

Editor del Diario La Verdad de Vargas

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