Imagen de la Virgen de Coromoto de Naiguatá se adentró en la montaña

Un recorrido de 17 kilómetros de distancia, desde la iglesia San Francisco de Asís en Pueblo Arriba, y cuatro horas de camino fue lo que hicieron los peregrinos para llevar la imagen de la Virgen de Coromoto de Naiguatá hasta la comunidad Albareña ubicada en la montaña.

“Por tercer año consecutivo la imagen visita esta comunidad a petición de sus pobladores para que la Madre de Dios bendiga sus sembradíos y el valioso trabajo que realizan”, manifestó Yeruska Pérez, miembro de la Sociedad de la Virgen de Coromoto.

El recorrido, indicó, salió este sábado del templo parroquial a las 6:00 am. Durante la caminata entonaron alegres cantos y rezaron el santo rosario hasta la casa de la familia Quintana, donde Leonardo Quintana y su esposa recibieron a todos los peregrinos.

Allí hubo una celebración mariana para dar gracias a Dios por la presencia de la Virgen en la parroquia y se preparó un suculento almuerzo.  A las 2:00 pm, la imagen regresó nuevamente al templo parroquial San Francisco de Asís acompañada de cantos y música propia de Naiguatá.

“Un recorrido largo como este se hace dos veces: el segundo sábado de enero y luego el 7 y 8 de septiembre de cada año desde Caraballeda hasta Naiguatá”, puntualizó.

Comentó que aproximadamente unas 100 personas participaron en el peregrinaje, porque en Naiguatá se han creado varios grupos de senderistas que les gustan asistir.

Pérez agradeció a José Gregorio Curreche y “Morocho” Gumercindo por animar el recorrido de retorno.  También dio gracias a los pobladores del sector por ofrecerles jugo y frutas en los puntos de descanso. Igualmente, a los que en el recorrido llevaron agua, café y demás alimentos para compartir.

“Mil gracias a todas las familias de Albareña por preparar esta actividad especial para iniciar el año y a los que nos acompañaron en el recorrido. Nos vemos el próximo año”.

Visita a San Antonio

Explicó que esta actividad, con apenas 3 años, recuerda a muchos pobladores de Naiguatá las visitas que hacía la Virgen a la parte alta del Barrio San Antonio, específicamente a La Planta, donde funcionaba la antigua planta de la Electricidad de Caracas.

En ese lugar las familias de los trabajadores preparaban un recibimiento especial a la Virgen todos los años. Pero, después de la tragedia de 1999 y debido al paso del río, desapareció por completo y no se pudo seguir con la tradición.

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