HRW instó a evitar abusos en torno a vacunas

Junto a las campañas oficiales de inmunización proliferan los escándalos en Latinoamérica: funcionarios públicos que mueven influencias para inocularse incluso antes de que comiencen las campañas oficiales, vacunados VIP, casos de triple dosis y hasta la infame falsa vacunación de ancianos.

Los últimos dos casos que salpican a funcionarios públicos en la región son los llamados Vacunagates de Argentina y Perú, en los que políticos y allegados al poder se inmunizaron fuera del protocolo y a escondidas.

Para el director ejecutivo para las Américas de la ONG Human Rights Watch, José Miguel Vivanco, estos casos son un escándalo. “Según principios de DDHH, el orden de acceso a la vacuna debe ser trasparente y basarse en criterios de salud pública, no en afinidades ideológicas o cargos de gobierno”.

Exigió que las autoridades reaccionen: “Ante los escándalos en Perú y Argentina, los gobiernos de la región deben establecer salvaguardas para evitar más abusos”.

En el caso argentino, se inmunizaron un periodista, Horacio Verbitsky, un senador, un diputado, tres médicos, un empresario y varios miembros de su familia. El episodio se conoció porque fue el propio Verbitsky el que contó en su programa de radio que se había vacunado. Admitió haber llamado a “su viejo amigo” el ministro de Salud Ginés González García y que había ido a una sala especial del edificio del Ministerio para recibir su inyección.

En Perú 122 funcionarios públicos habrían sido inmunizados, 16 de los cuales pertenecían al actual gobierno y ya fueron separados de sus cargos. Uno de ellos es el viceministro de Salud, Luis Suárez Ognio, quien se vacunó con 6 familiares. También la canciller Elizabeth Astete y la titular de Salud, Pilar Mazzetti. Ambas renunciaron.

Y en Brasil se descubrieron engaños en la aplicación de las vacunas en ancianos, quienes fueron víctimas de simulación: pensaron que estaban siendo vacunados pero en realidad eran protagonistas involuntarios de una escenificación. Recibían el pinchazo pero o bien se trata de jeringas vacías o directamente la enfermera a cargo de la aplicación nunca empujaba el émbolo.

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