Un expolicía traficaba armas hacia Venezuela

La madeja del caso de tráfico de armas hacia Maracaibo detectado en Florida sigue destejiéndose. Un tribunal de ese estado expedió un encausamiento contra cinco venezolanos por el caso. La investigación determinó que “el contrabando se realizaba desde 2013”, informaron, ayer, diarios de Miami, Estados Unidos. 

El expolicía Alcibiades de Jesús Palmar Narváez está incluido en el expediente instruido por el tribunal en Miami. En la base de datos del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) aparece procesado por un caso de extorsión. Le imputaron concusión, peculado de uso, asociación para delinquir y violación de domicilio agravado. Apeló en 2013. Lo privó de libertad (junto a otros dos funcionarios) el Tribunal Sexto de Control del Zulia.

Los otros venezolanos con órdenes de proceso son: Ender Enrique Soto Hernández y Ender Alberto Soto Hernández (de los que fuentes aseguran que son hermanos), Luis Antonio Urdaneta Pozo y  Wilmer Onelis Hinestroza Pereira.

De Ender Enrique Soto trascendió que “se divorció en Miami en 2004. Estaba radicado en esa ciudad”.  En el expediente no se mencionan sus abogados, por lo que se presume que no están en territorio norteamericano”, informó el diario Nuevo Herald.

De estos cinco venezolanos, la justicia norteamericana presume que “exportaron las municiones empacándolas en su equipaje para vuelos entre Miami y Venezuela”.

Este es el resultado ampliado de una investigación que inició en abril de 2016, cuando en el aeropuerto internacional de Miami se recibió una carga de baterías de vehículos, provenientes de Venezuela. La policía determinó que, en empaques vacíos de acumuladores iban a empacar, en una casa de Kendall, 23 mil 500 balas de distintos calibres para enviarlas a Maracaibo.

Alfredo Alejandro Montilla Hernández se declaró “culpable de los cargos”. Por asumir los cargos, “la pena podría rebajarse de diez años”. Montilla y  José Alexander Gutiérrez fueron detenidos en ese domicilio en octubre.

Un tercer implicado cayó:  Abrahán José Aguilar Sánchez. Intentaba abordar un vuelo a Maracaibo, desde Miami, el 23 de diciembre cuando fue requerido por las autoridades.

No eran solo balas y no era un solo cargamento: diez pistolas y cinco rifles también estaban listos para ser embalados. En el carro de uno de los detenidos (Montilla y Gutiérrez) “se encontraron 1.700 municiones más”, informaron medios de la Florida en octubre.

A Aguilar le requisaron su teléfono celular en el aeropuerto. En él encontraron el contacto de Ender Soto, lo que fue una evidencia adicional en el proceso y en la vinculación.

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