En “emergencia” transporte público de Vargas

* Rutas troncales necesitan renovar su flota

Luisana Brito.- Aunque el tema de la crisis en el transporte público de la entidad ha sido reiterativo, ya que se viene presentando desde el año pasado, aún no se han dictado medidas que ayuden a atenuar la situación. En los últimos seis meses, el parque automotor estaba conformado por 3 mil unidades activas, para atender una población de más de 400 mil habitantes. Sin embargo, debido a las fallas en el abastecimiento de insumos, como baterías, cauchos y repuestos, este presenta un déficit de 80%, lo que conlleva a decretarse el servicio en “emergencia”.

La cruda situación del sector se evidencia en las largas colas de pasajeros, apostados en las paradas de las principales avenidas, escenario que se prolonga durante todo el día y a cualquier hora, pues solo hay 300 autobuses operativos entre las rutas periféricas, troncales, urbanas, suburbanas e interurbanas, para prestar servicio a toda la población varguense. Los usuarios aseguran padecer la incomodidad de tener que estar mucho tiempo a la espera de “un carro por puesto”.

La espera se ha vuelto costumbre

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Los pasajeros aseguran que prácticamente deben madrugar en las calles. Salen de sus hogares a tempranas horas, con la esperanza de conseguir poca afluencia de personas en las paradas terminales para llegar a tiempo a sus lugares de trabajo, y así evitar ser amonestados, situación que les pasa a algunos con frecuencia, ya que han recibido regaños donde laboran, como es el caso de Evelia Liendo, una profesora universitaria.

“Todos los días, para poder agarrar un vehículo, tengo que madrugar o esperar cuatro y hasta cinco horas, siempre es el mismo problema, llego retrasada. Después de las seis de la mañana es una tortura estar en una parada; es preferible devolverse, para no perder el tiempo y avisar en el trabajo para que no se preocupen”.

Otra usuaria del transporte, Marlene Hernández, precisó que ya se ha vuelto cotidiano esperar mucho tiempo en las paradas. Agregó que para que un autobús, en La Soublette, en Catia la Mar, pase medianamente vacío, puede llegar a tardar hasta una hora.

“Normalmente paso hasta dos horas esperando un carrito, sino viviera tan lejos me iría caminando para la casa, pero es peor, porque corro el riesgo de que me atraquen. Estamos desasistidos, no hay carritos para el centro, apenas hay como cinco buses piratas que lo sacan a uno del barrio, la gente anda desesperada caminando de aquí para allá porque no hay transporte”.

El problema es el desabastecimiento

Según el presidente del Bloque Unido de Transportistas de Vargas, Sergio Cárdenas, la situación se debe a la falta de repuestos, lo que ha generado que un gran porcentaje de las unidades no se encuentre operando en las rutas.

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“Lo transportistas estamos parados, porque no tenemos cauchos, no tenemos baterías y ni hablar de los repuestos que cada vez suben de precio. La última vez que se compraron cauchos fue en Los Teques, Miranda, en 160 mil bolívares y a precio justo en el Poliedro de Caracas en 140 mil bolívares. De dónde va a sacar un chofer esa cantidad de dinero, si la unidad necesita renovar seis neumáticos; es una exageración”.

Proveeduría solo cubre el 5% de las necesidades

Asimismo, Jean Valera, director de Unión de Conductores Vista al Mar- La Páez, menciona que la Proveeduría Socialista solo abastece un 5% en relación a la cantidad de autobuses accidentados por falta de repuestos. “Los transportistas de Vargas sabemos que en la Proveeduría cada vez que llegan los insumos de Caracas nos los entregan de inmediato, pero la realidad es que lo poco que llega solo cubre un 5% de la necesidad real del transporte público, y ellos lo saben. Somos 48 asociaciones y cuando llegan 100 cauchos hay que estirarlos entre todos”.

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Las rutas troncales son las más afectadas

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Los choferes aseguran que conseguir las piezas se convirtió en una verdadera odisea, y un gasto que, en ocasiones, no puede soportar el bolsillo. Said Berroteran, chofer de la Unión de Conductores Pueblo Nuevo-Cabrería, en La Guaira, explica que “de 16 jeeps que conforman la flota, solo tenemos trabajando seis, el resto está accidentado por repuestos, en su mayoría son cauchos”.

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Esta situación se repite en la ruta de Quenepe, en Maiquetía, la cual presenta solo un 35% operatividad, ya que de los 15 vehículos tipo jeep que se encuentran en la misma, solo están trabajando cinco o seis al día, según informa el presidente de la línea Mailagú, Wilfred Singer.

“La Proveeduría nos dota de baterías, pero los cauchos no se consiguen con facilidad y es lo que más necesitamos. Estos carros ya no dan para más, y necesitamos renovarlos por unos nuevos, cuanto antes. A veces solo contamos con cuatro o cinco unidades, y la parada siempre está repleta de pasajeros. Esta situación se nos escapa de las manos”, refiere Singer.

Del mismo modo, Carlos Delgado, director de la Unión de Conductores de El Rincón, 13 de Febrero, Piedra Azul y Santa Ana, destaca que de 24 unidades con las que operaba en dichos sectores, nada más están trabajando dos tipo jeeps para el Santa Ana, y seis autobuses, los cuales se tienen que rotar en el resto de las comunidades.

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“Esta situación es grave. No se consiguen las rolineras de transmisión, banda de frenos, anillos ni pistones, que son piezas tan sencillas que no costaban nada. Ahora, hay que disponer de mínimo 100 mil bolívares, porque todo sube como la espuma. Hay que esperar que abran las tiendas de autopartes, para ver cuál va a ser el nuevo incremento”. /mp

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