El derrumbe de un coloso

Cinco familias con nueve niños sobreviven en condiciones inhumanas en las ruinas del hotel Miramar, en Macuto, que poco a poco se viene abajo. La madrugada del lunes se desplomó la terraza y con esta, el segundo nivel.

Ante la falta de respuesta de las autoridades en cuanto a la adjudicación de viviendas, las familias invadieron estos espacios para solventar la situación. Ya llevan más de tres años allí y no han recibido ningún tipo de atención.

Nelson Galvis, vocero de Contraloría Social del consejo comunal Armando Reverón, indica que hace siete meses cuando se cayeron las cúpulas, el Gobernador les prometió que serían reubicados; sin embargo, aún siguen en el lugar que se está cayendo a pedazos.

“Menos mal que fue en horas de la noche cuando todos estaban durmiendo, porque de día están los niños jugando por todos lados y hubiese podido causar una tragedia. Es urgente que estas personas sean reubicadas lo más pronto posible. Esto está a punto de ceder por completo, no aguanta una lluvia fuerte”.

Ivivar les da la espalda

Galvis informa que la respuesta de Ivivar ante esta problemática fue amenazarlos con el Consejo de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes para quitarle a sus hijos si no abandonaban el lugar.

“Para dónde se van a ir. Si tuvieran vivienda no estarían allí pasando las de Caín. Ellos necesitan respuestas, no que los saquen de allí para ponerlos a vivir en la playa tal como les dijo uno de los funcionarios”.

Muchos niños presentan escabiosis y neumonía por las condiciones en las que viven. Pasillos filtrados y agrietados, escaleras desmoronándose, techos con cabillas que sobresalen que representan una trampa mortal y olores putrefactos que emanan del lugar.

Delmira Ojeda asegura que no les dan casa porque “nos dijeron que éramos invasores. Lo que ellos no entienden es que no tenemos a dónde ir. Éste es el único techo con el que contamos para resguardar a nuestros hijos”.

Agrega que además del riesgo que corren por la estructura, algunas personas adictas entran al lugar para consumir y hacer todo tipo de fechorías. “Tememos que puedan agarrar a una niña y malograrla. Aquí no estamos seguros, necesitamos respuestas urgentes”.

Exigen al Gobernador tomar cartas en el asunto y reubicarlos en viviendas dignas donde los niños puedan crecer en un ambiente sano y con una mejor calidad de vida. “No esperen que esto nos caiga encima, hagan algo pronto”. LH/jd

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