Celebraron los 50 años del nombramiento de monseñor Guruceaga como obispo de La Guaira

Con una solemne y emotiva ceremonia eucarística celebraron los 50 años del nombramiento de monseñor Francisco de Guruceaga como obispo de La Guaira, y los 46 de la fundación del Seminario de Macuto y de la llegada del padre Jorge Bissoni a Venezuela.

La misa la presidió monseñor Raúl Biord Castillo, obispo de La Guaira este lunes 2 de octubre en la catedral San Pedro Apóstol junto a todos los sacerdotes de la diócesis, diáconos y seminaristas.

Asistieron las hermanas de la orden religiosa Hermanitas de los Pobres de Maiquetía, los miembros de Cáritas parroquial, todos los sobrinos de monseñor de Guruceaga y feligreses del Inmaculado Corazón de María en Pariata, parroquia donde el padre Bissoni estuvo por muchos años.

Antes de la eucaristía, el padre Robert Cardona leyó la bula pontificia, donde el Papa Pablo VI nombra a monseñor Francisco de Guruceaga Iturriza como segundo obispo de La Guaira ante la vacante de monseñor Marcial Ramiro Ponce que había sido transferido.

“Por nuestra potestad apostólica deliberamos del Gobierno de la Diócesis de Margarita, que hasta ahora presidía, y te transferimos a La Guaira con todos los derechos y obligaciones que corresponde a este oficio”, expresa el documento. Después de la lectura, el padre Cardona mostró la bula al clero, a los sobrinos de monseñor Guruceaga y al resto de los fieles.

28 años como obispo de La Guaira

El presbítero Rafael Troconis en su homilía agradeció poder compartir algunas reflexiones y recuerdos de carácter personal de monseñor Francisco, pues tuvo la gracia y el privilegio de “conocerlo y acompañarlo durante algunos años”.

“Monseñor tomó posesión de la diócesis el 18 de noviembre de 1973 y ejerció sus servicio pastoral hasta el 18 de noviembre de 2011, fue pastor de esta Iglesia durante 28 años. Nació en valencia el 28 de enero de 1928, siendo sus padres don Antonio Modesto de Gurucega e Isabel Irurriza de Guruceaga, a quien tuve el priviligio de conocerla”.

Realizó sus estudios de primaria y parte del bachillerato en Los hermanos de La Salle en Valencia que culminó en Caracas. En la capital ingresó a la Universidad Central de Venezuela para cursar Derecho, hizo estudios de teología y filosofía en el colegio romano de la Santa Cruz, y en 1958 se doctoró en derecho canónico en Roma, posteriormente obtuvo la licenciatura en periodismo en la Universidad de Navarra en España.

Fue ordenado sacerdote el 14 de agosto de 1960 en la Basílica Pontificia de San Miguel en Madrid. Regresó a Venezuela en 1961, año en que inició un trabajo pastoral con estudiantes y profesionales en Valencia. En 1964 colaboró en la capillanía de la Escuela Militar de Venezuela y en el seminario de San José en El Hatillo, donde fue uno de los directores espirituales.

En 1967 fue elegido obispo titular de Villa del Rey y auxiliar de Ciudad Bolívar. En 1969 lo designaron primer obispo de Margarita, allí realizó una gran misión evangelizadora en su diócesis y diversificó la catequesis en todos los niveles, además fundó una radio para alcanzar los lugares más recónditos de la isla.

El padre Troconis resaltó que monseñor Guruceaga al tomar posesión en La Guaira estaba “consciente de la necesidad dar vida a la creciente diócesis fundada en 1970, se dedicó a trabaja con denuedo. Durante su misterio pastoral fueron eregidas 14 nuevas parroquias, se organizaron los cuatro arciprestazgos de la diócesis, fundó el seminario diocesano y confirió el sacramento a 40 sacerdotes”.

También fundó la escuela de teología para laicos, construyó la casa diocesana de retiro en San José de Corralito, la Fundación San Pedro Apóstol con sus dispensario, varias unidades educativas, logró que se establecieran nuevas comunidades religiosas, dio gran impulso a la catequesis, a la pastoral familiar, a las asociaciones y movimientos de apostolados laical.

“Conocí a monseñor cuando entré al seminario en 1982. Lo recuerdo como un hombre recio, pero al mismo tiempo cariñoso y cercano. No dudaría en afirmar que sabía querer mucho y querer bien, aunque algunas veces, cuando era necesario, llamaba la atención y corregía de modo directo y enfático”.

Manifestó que uno de los más grandes amores de monseñor Guruceaga fue el seminario fundado por él hace 46 años, un 2 de octubre de 1977. “Como seminarista y luego como rector pude ver la preocupación de monseñor por formar santos y doctos sacerdotes que fueran también oriundos de La Guaira”.

Recordó que monseñor Guruceaga entregó su alma el 10 de febrero de 2011. “Tuve la gracia de acompañarlo durante las últimas horas de su vida en compañía del padre Robert Cardona. Ante la gravedad de su estado de salud, celebramos la eucaristía en su habitación y pocos minutos después entregó su alma serenamente al Señor. Doy gracias a Dios por haberme permitido estar tan cerca de monseñor Guruceaga”.

Trabajar por las vocaciones sacerdotales

El presbítero José Martín Vegas, quien también cumplió 46 años de haber ingresado al Seminario y fue el primer seminarista en culminar el seminario menor y posteriormente ordenado por Guruceaga, recuerda la cercanía de monseñor.

“Recuerdo de él su amor partenal por el seminario y por los sacerdotes. Fue prácticamente mi papá, pues estuvo siempre pendiente de nuestra salud, vestimenta y puedo decir que mi primer carro me lo regaló monseñor Guruceaga. Fui el primer sacerdote de la diócesis en estudiar afuera, en Roma, y la única llamadas que recibía eran de él”.

Dijo que monseñor enseñó a los sacerdotes de La Guaira a querer el seminario, a trabajar por las vocaciones sacerdotales. Comentó que el sentido apostólico se los infundó de una manera viva y ejemplar, les preguntaba siempre que hacían y qué candidatos tenían, y como sacerdotes recién ordenados se afanaban por buscar jóvenes para el seminario.

“La invitación hoy es que este año, aniversario de la fundación del seminario, lo sigamos teniendo en consideración en nuestras oraciones, preocupaciones y en nuestra defensa, porque ante los cambios y dinámica del mundo, cualquiera puede pensar que el seminario pudiera extinguirse o cerrarse. Estoy seguro que no está en la mentalidad de monseñor Raúl ni en ninguno de nosotros, siempre lo apoyaremos porque es la fuente donde saldrán los futuros servidores de esta diócesis”.

Agradecidos por el cariño

Oscar Guruceaga, sobrino, agradeció al obispo Biord, a los sacerdotes y seminaristas por tanto cariño y apoyo que siempre le han dado. Habló de la parte familiar de su tío, quien definió como un hombre estricto y muy apegado a sus creencias. Pero, al mismo tiempo profesaba una amabilidad y cariño enorme por las personas.

“La tragedia de Vargas y después la vaguada fue un quiebre muy importante para Francisco, porque vivió una terrible experiencia de como su gente, amigos y los más cercanos perdían la vida y sus bienes, fue algo terrible para él. De nuevo quiero darles las gracias por tanto cariño para nosotros, sus familiares, en un orgullo y un honor haber tenido a nuestro tío Paco como guía espiritual. Ejemplo de trabajo y una constancia incansable de que todo lo que se proponía, lo lograba”.

Por su parte, Francisco Guruceaga Erazo, manifestó sentirse emocionado por el cariño que le tienen a su tío. “Me impresiona mucho monseñor Biord por su gallardía y respeto. Es emocionante, pero a la vez nos hace sentir humilde porque el tío hizo mucho por la gente necesitada. Estamos orgullosos de él”.

Por la familia asistieron María Teresa Guruceaga, Gustavo Shutter Guruceaga, Andrés Sucre de Guruceaga, María Luisa Guruceaga de Mendoza, Eleonora Shutter Guruceaga, María Luisa López de Guruceaga, Álvaro Sucre Guruceaga, Eugenio Mendoza, Gustavo Sucre Guruceaga, Graciela Guruceaga de Díaz y Gabriela Shutter de Mosser.

San Jorge de la Caridad

Belkys Quintero, catequista del Inmaculado Corazón de María, resaltó la labor social y evangelizadora del padre Giorgio Bissoni conocido como Jorge quien en el 2024 estaría cumpliendo 60 años de sacerdocio. Destacó el legado dejado en Paila, Colombia, Güiría, Carúpano, Sucre y Pariata, La Guaira (1977 a 1988), “fue un sacerdote visionero y peregrino, un padre, hermano, un amigo, un ejemplo de vocación sacerdotal hacia el prójimo. Su profunda fe, su amor al evangelio, sus homilías, sus obras de caridad y su forma de evangelizar dejaron huellas imborrables en cada uno de los feligreses”.

Dijo que como laicos comprometidos y discípulos de Jesús “tenemos que seguir su ejemplo de servir al prójimo y de ser voluntarios, de amarnos unos a los otros para construir el reino de Dios en esta tierra llena de gracia”.

Quintero exhortó a las autoridades eclesiásticas a que los apoyen para solicitar, y recolectar los testimonios y vivencias durante los 10 años que pasó en la parroquia para su proceso de canonización, porque el padre Jorge es un siervo de Dios que con su vida, virtudes y obras ha dejado en Venezuela, Colombia e Italia un legado. “Que sea llamado San Jorge de la Caridad”.

Nuevos cambios

El obispo Biord aprovechó para presentar algunas personas que en estos días han recibido un encargo especial, entre ellas la hermana Iralda Mora que fue elegida vicaria general de su congregación. “Es un orgullo para nosotros que ella junto a la hermana Carmen Fuentes hayan entrado en el consejo general de las Hermanitas de los Pobres”.

También presentó al padre Carlos, un sacerdote joven que trabajará en la parroquia de Caraballeda Nuestra Señora de La Candelaria. Además, del nuevo equipo del seminario compuesto por los padres William Vásquez, rector; Ricardo Méndez, formador del propedéutico; Iber Aguilar, formador y director de Estudios, y Alfonso Barbera, director espiritual.

Dio la bienvenida a los nuevos jóvenes que se están iniciando en el seminario que ahora tiene una colaboración con las provincias, de manera que en el discipulado están muchachos de la Arquidiócesis de Caracas, de las diócesis de Los Teques, La Guaira, Petare y también tienen unos importados del Vigía y Mérida.

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