Caen 70% ventas de carnes rojas

María Elena Moreno, [email protected] Casi 3.000 bolívares cuesta el kilo de carne en canal, expresan los encargados de las carnicerías en los mercados populares. Añaden que la inflación ha disminuido las ventas en un 70%.

Dickson Ramírez, carnicero de Catia la Mar, explica que desde hace tiempo los precios han venido registrando alzas de 300 y 400 bolívares semanales.

“La gente compra menos, porque cada día tenemos que vender más caro.

Ahora solo pedimos media res cuando antes se hacían pedidos de hasta tres reses cada cuatro días”.

Comenta que los consumidores prefieren comprar carne molida porque rinde más y es más barata que un kilo de solomo o bistec. “La gente quiere pedir 500 o 600 bolívares de carne, pero eso no es nada. Tenemos miedo de traerla un día y que se nos quede sin vender”.

El alza de las bandejas, envoplast y bolsas es otro factor que incide en el precio de venta al público, solo en estos materiales deben pagar alrededor de 55 mil bolívares. “Nada más la bobina de envoplast cuesta 26 mil bolívares”.

A través de un comunicado, el diputado José Guerra informa que más de la mitad de los hogares venezolanos comen menos de tres veces al día. “En el caso de las proteínas de origen animal, el consumo de carne de res pasó de 22 kilogramos por persona en 2012 a 10 kilogramos en lo que va del 2016, algo similar sucede con el consumo de leche, huevos, pescado y pollo”.

“Tener salado en la nevera es un milagro”

Las amas de casa afirman que cada día tienen menos opciones para resolver el salado. Desde frijoles bayos hasta sardinas preparan para salir de apuros, ya que es más barato.

“En la red pública no llega nada. En mi casa, a veces, toca en el almuerzo comer bollitos con mantequilla solamente porque el dinero no da para más. Eso de comer carne o pollo ya es un lujo”, destaca Ana Velásquez.

Ni siquiera con tortillas se pueden completar las comidas, pues el cartón de huevos se ubica, para esta semana, en 2.600 bolívares, expresa Ana Luna, quien manifiesta que “poco a poco comemos menos. Aumentan el sueldo, pero las neveras siguen vacías porque el precio de los alimentos hace rato que está por las nubes”.

Relata que la última vez que compró salado a precio solidario, fue a finales del año pasado, cuando se podía hacer cola en los módulos de Pdmercal, “cuando teníamos chance de zanquear y no eran centros de distribución”. /MEM/ep

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