Benedicto XVI ya reposa en la antigua tumba de Juan Pablo II

Luego de tres días en cámara ardiente en la Basílica de San Pedro, donde concurrieron 200.000 personas, Benedicto XVI recibió este jueves un funeral a la escala de un papa en funciones y su cuerpo ya reposa en la cripta vaticana.

Las exequias estuvo presidido por el Papa Francisco y oficiado por el cardenal italiano Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio, así como concelebrado por 130 cardenales.

Bajo una espesa neblina gris, la ceremonia comenzó a las 8:50 am con el traslado del féretro desde el interior de la Basílica hasta el altar situado al frente de la Plaza de San Pedro, portado por 12 sediarios pontificios. El Papa emérito fue acogido con aplausos.

Tras las primeras lecturas y actos litúrgicos, Francisco en su homilía expresó la continuidad entre el papado de Ratzinger y el suyo.

“También nosotros, aferrados a las últimas palabras del Señor y al testimonio que marcó su vida, queremos, como comunidad eclesial, seguir sus huellas y confirmar a nuestro hermano en las manos del Padre: que estas manos de misericordia encuentran su lámpara encendida con el aceite del Evangelio, que él esparció y testimonió durante su vida”, afirmó el Sumo Pontífice.

“Estamos aquí con el perfume de la gratitud y el ungüento de la esperanza para demostrarle, una vez más, ese amor no se pierde; queremos hacerlo con la misma unción, sabiduría, delicadeza y entrega. que él supo esparcir a lo largo de los años. Queremos decir juntos: ‘Padre, en tus manos encomendamos su espíritu’”, añadió.

Antes de entrar en la Basílica, el Papa Francisco se detuvo de pie algunos minutos delante del féretro y puso su mano sobre él.

Los cerca 130 cardenales que asistieron al funeral también entraron en la Basílica para el saludo final mientras sonaron las campanas de San Pedro.

Sus restos ya reposan en la cripta vaticana, en la tumba de Juan Pablo II hasta su beatificación en 2011, cuando fue trasladado a la capilla de San Sebastián en la superficie de la Basílica de San Pedro.

Anteriormente, también fue la tumba que usó Juan XXIII hasta su beatificación en el año 2000.

Varios jefes de Estado y de Gobierno asistieron al funeral, entre ellos el presidente de Italia, Sergio Mattarella; el polaco, Andrzej Duda; el portugués, Marcelo Rebelo de Sousa. Pero el más representativo fue el canciller alemán, Olaf Scholz, país de donde provenía Benedicto XVI.

También destacaron los representantes religiosos, en particular los delegados musulmanes y ortodoxos, lo que incluyó el enviado del patriarcado de Moscú.

El funeral del Papa emérito fue inédito en la historia reciente de la Iglesia católica, porque desde 1802, cuando Pío VII sucedió a Pío VI, la Plaza de San Pedro no había presenciado a un Papa en funciones presidir el funeral de su predecesor.

El sepelio contó con la asistencia de 400 obispos y unos 3.700 sacerdotes. El Gobierno italiano convocó a más de 1.000 miembros del personal de seguridad del país para garantizar la tranquilidad del evento y el espacio aéreo alrededor del Vaticano se cerró durante todo el jueves, y la bandera italiana ondeó a media asta.

Más de 50 mil fieles de todo el mundo, reunidos en la Plaza de San Pedro, lamentaron el fallecimiento de Benedicto XVI y calificaron el evento eclesiástico como emotivo y significativo. Al unísono, varios de ellos clamaron por la beatificación del Papa emérito.

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