Venezolana asesinada en Ecuador había denunciado amenazas de muerte

La joven migrante venezolana Diocelys Salazar se sumó a la extensa lista de venezolanas que han sido asesinadas en el exterior por motivos distintos, pero en los que siempre está presente el hecho de ser inmigrante en países que antes eran amigos, pero que han venido mutando a hostiles, principalmente porque la mayoría de los nuestros compiten en empleos donde la mano de obra calificada no es requerida. 

Diocelys Salazar fue acuchillada el sábado en su trabajo por dos mujeres. Deja dos niños huérfanos

Diocelys ya había tenido una vida difícil en su natal Coro: a los 18 años salió embarazada a los 19 parió a su primer hijo hoy de 3 años, y un año y meses después salió embarazada de su segundo hijo de 1 año. Es madre soltera, y no tuvo tiempo de formarse en algún oficio. 

Leopoldo Lenin Velásquez y la joven venezolana

Pero la crisis-país, impulsó a esta valiente venezolana a emigrar en busca del alimento para sus hijos y para ella misma. Y así, sola, con sus 2 pequeños hijos, se aventuró a viajar a Ecuador, pero no se quedó en Quito, la capital, donde hay más oportunidades de empleo, sino que se fue a Riobamba, la ciudad capital del estado Chimborazo, que tiene 270.000 habitantes, donde trabajaba en una tienda. 

Allí conoció a Leopoldo Lenin Velásquez, a quien ella en un video cariñoso de los muchos que intercambiaban, define como “mi negro bello”…lo malo es que él estaba casado, aunque separado. 

Y como “pueblo chiquito es infierno grande”, la exesposa ofendida se enteró de la relación y más por orgullo que por añoranza de las cenizas que aún quedaban, empezó a atacar por las redes a su “rival”. 

-De aquí te vas, le espetó por teléfono. 

-Quien nos tiene que dejar tranquilos eres tú. Yo no me voy a ir, ripostó Diocelys. 

-Lo malo es que no cabemos todos. Eres tú o soy yo. Apártate o te vas a arrepentir, le amenazó la ex. 

-(Silencio…) -Mañana es todo, mamita, estamos preparadas para ti. 

-Haz lo que quieras conmigo, es por gusto, contestó Diocelys. 

-Material dispuesto, vamos a ver a quien le lloras, sentenció Jhanet Mariza Tandazo Jaramillo. 

Jhanet Mariza Tandazo exmujer
de la actual pareja de la joven

La venezolana había puesto la denuncia de las amenazas de muerte, esta y otras en un mes, en la sede policial que quedaba a 3 cuadras de su sitio de trabajo. Enseñó los mensajes amenazantes, pero como a menudo sucede en estos casos, los policías no lo toman en serio, incumplen con su deber de proteger y las pequeñas peleas, se convierten en grandes y terminan en tragedia. 

Mientras el hombre en disputa se solidariza con Diocelys, le demuestra su amor, se toma fotos normales de pareja y…las publica, echando más leña al fuego, llega al extremo desafiante de colocar la foto de la venezolana en su perfil Facebook que, por supuesto, era visto por la ex que ahora estaba demasiado herida. 

-Tienes que irte de aquí, te lo advierto. 

-Yo de aquí no me voy, le contesta la venezolana, sin advertir a la otra que ya había puesto la denuncia varias veces durante el mes, en la policía cercana. Debía hacerlo para desuadirla de dejar la violencia, pero no lo hizo. Olvidaba la joven que su rival estaba en su patio, apoyada por sus amigas, por un entorno, que criticaba a su exesposo: Se deja dominar por una extranjera. 

Primando la creciente xenofobia contra los venezolanos, en lugar de reconocer que, a veces, el amor se acaba. 

Hasta los policías, cuando no tienen una buena formación, se hacen cómplices de los xenófobos y dejan que la gente abuse, como ocurrió hace 2 semanas en Quito, cuando una mujer venezolana, veinteañera también, fue golpeada delante de policías que se reían, mirando descaradamente el atropello que cometía el dueño de la habitación donde vivía, quien ya no quería seguir soportando el atraso en el pago del alquiler. 

Este es el drama repetido mil veces que sufren los venezolanos que, por millones, han tenido que emigrar para al menos conseguir comida segura en tierras desconocidas que cada vez se hacen más hostiles. 

Silvia Patricia Arango fue cómplice

A sus 22 años los sensores de Diocely no estaban muy desarrollados y no encendieron la alerta roja: “Estás en peligro de muerte, piensa en ti, piensa en tus hijos…”. No, no alertaron, y ella en su mente juvenil de mujer que compite y gana, siguió apostando, en medio de las dificultades, al fin y al cabo eso era lo que había hecho en sus pocos años de vida, plenos del sufrimiento de la embarazada adolescente convertida en emigrante forzada. 

Este sábado 13, en horas del mediodía, Diocelys Salazar salió a almorzar y allí, muy cerca de su trabajo, entre las calles Corondelet con Vargas Torres, en el centro de Riobamba, la joven venezolana era esperada por Silvia Patricia Arango y Lina Markines, enviadas de Jhanet Mariza Tandazo Jaramillo, la autora intelectual. 

No se dijeron palabras, ya todo estaba dicho por mensajes, pero cuando Diocelys avanzó una le roció gas pimienta en los ojos, encegueciéndola para que la otra la apuñalara a mansalva. 

Lina Markines atacó a la venezolana junto a Arango

Los limitados transeúntes, en estos tiempos de pandemia, poco pudieron hacer para evitar la masacre, sorprendidos por aquella escena impropia de la ciudad, de la hora y del siglo XXI. 

Ahora Diocelys está muerta. Solo resta unirse a su hermana Leyra Jiménez, quien en su cuenta de Instagram pide difundir la información de modo que este homicidio no quede impune. “¿Cómo comenzar hermana? ¿Cómo describir esta impotencia y dolor que tenemos? Te arrebataron la vida”, grita por las redes Leyra, mientras millones de venezolanos migrantes sienten que el corazón se les encoge: La xenofobia crece, nos cierran las puertas en muchos países, solo Colombia es más solidario, el desempleo crece en las colonias de venezolanos luchadores en tierra extraña, mientras el hambre aprieta en el propio país. 

Chimborazo, por sus nevadas colinas llegó Simón Bolívar en 1822 con sus miles de soldados venezolanos a libertar al Ecuador, un Monumento así lo confirma a 6.268 mertros. Hoy algunos venezolanos llegan hasta el pueblo en busca de paliar el hambre de comida y de esperanza, sufriendo necesidad, humillaciones y muerte. 

Rómulo Herrera 


¿Alguna denuncia o solicitud? Dilo aquí