Usuarios exigen acabar con mafia de “coleros” en la red pública

María Elena Moreno, [email protected] Ponerle fin a los autoproclamados organizadores de colas o mejor conocidos como “coleros”, es lo que piden los consumidores varguenses. Explican que están cansados de tener que humillarse a un particular, que se vale de su tono amedrentador para decidir quién entra y quién no a los módulos de la red pública.

Asimismo, insisten en que se organicen puntos de venta y cuerpos de seguridad, a fin de que la compra se haga por orden de llegada. Comentan que debe existir un trabajo de inteligencia para eliminar a los bachaqueros, que son los que se llevan todo.

“Vivo en Galipán y me hacen el favor de anotarme a las dos de la mañana. A todo riesgo bajo a las tres de la mañana y espero. Lo peor es que ni así logro estar entre los primeros puestos. Llega de repente un montón de gente, que se colea alegando que ellos están en las listas”, dijo Ana Ruíz, quien además comentó que por esta razón ha estado hasta tres horas en cola y no ha comprado nada.

Por su parte, Hermes García señaló que “son muchas las fallas, pero esas listas y números empeoran la situación. Lo normal es que en la mañana la gente vaya llegando y compre. Estoy cansado de hacer colas los días que me toca y no llevar nada a mi casa”.

Se anotan 24 horas antes

Este flagelo de los “coleros” se ha extendido y ya ha logrado abarcar todos los módulos de Pdval, Pdmercal y Abasto Bicentenario. Según relataron los usuarios, es necesario anotarse 24 horas antes si se quiere comprar en dichos establecimientos.

Angelita Cáceres, comentó con molestia que en el módulo de Pdmercal de Caraballeda las listas se hacen de esta manera. “Si no me anoté un día antes, no puedo comprar. Ya tienen un control y lo lograron porque sí. En los supermercados también están los bachaqueros, pero no hacen listas, ellos aparecen cuando llegan los productos”.

En un maratón de excesivos chequeos y desafíos a la inseguridad, se traducen estas horas previas a la bolsa, con no más de cinco artículos baratos. Belkis Iriarte, aseguró que “en las plazas o detrás de los módulos se pueden ver. Uno se les acerca y comenta lo de la cola, si les caemos bien nos anotan, si no nos cobran”, dijo, refiriéndose a los coleros.

Explicó detalladamente cómo se levanta a las cinco de la mañana para anotarse en los módulos. “A las cinco y media de la mañana chequean las cédulas. Al mediodía se hace la lista, y ya aproximadamente a las 10 de la noche empiezan a marcar los números en los brazos. Hay quienes tienen el contacto y llegan en la mañana, ya con el brazo marcado. Es humillante tener que marcarse como vacas para poder llevar algo de comer a la casa”.

“Guapos y apoyados”

Estos personajes, que no sólo compran sino que también venden lugares hasta en 500 bolívares, no están solos. Muchos llegan acompañados de motorizados que infunden el pánico en los usuarios, quienes deben soportar todo esto, además de las largas horas de cola.

“A todos nos da rabia e indignación, pero nadie se queja. Tenemos miedo, pues muchos están armados o se vienen con malandros a ver quién se les rebota. Prácticamente ellos mandan, generalmente son mujeres apoyadas que llegan gritando y empujando a los que, desconociendo el proceso que tienen, llegan a las siete a querer meter su cédula”, agregó Iriarte./ar

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