Seis familias excluidas de adjudicación de viviendas en Mare

Luisana Brito, l[email protected] A pesar de haber sido censados por Ivivar y la Gran Misión Vivienda Venezuela, unas seis familias del sector Cabo Blanco, en Mare, Urimare, se mantienen en vigilia esperando por la adjunción de viviendas, pues informan que de un total de 42 casas solo han demolido 36, y el resto sobreviven sin los servicios públicos como agua potable, electricidad y gas doméstico.

Explican que el desalojo de la comunidad se debe a que las casas fueron construidas sobre terrenos del Instituto Aeropuerto Internacional de Maiquetía (IAIM), el cual los está reclamando para mejoras del terminal y que los afectados fueron asignados al Urbanismo Hugo Chávez, en Playa Grande.

“La presidenta de Ivivar nos dijo que hubo un error en la documentación y no nos contaron a todos, que se le escapó de las manos, pero que a principios de noviembre tendríamos nuestras casas. Aquí estamos sobreviviendo con lo poco que conseguimos”, señala Yomnyuer Murt, habitante desde hace más de tres años.

Detalla que muchas familias son de escasos recursos y que después de la vaguada del año 1999, quedaron damnificadas y debido a que las autoridades regionales no han dado una respuesta específica a la situación, vieron como alternativa refugiarse o invadir las casas que estaban vacías. Sin embargo no aguantan la situación.

“La mayoría de los que estamos aquí somos padres y madres de familia, que de una u otra forma salimos todos los días a buscar el sustento de nuestros hogares. Hay quienes han invertido en el mejoramiento de los espacios, como acondicionamiento de las paredes y techos para reparar las filtraciones, y ahora quieren que desalojemos”, dice Iralyss Oyaque.

Sin agua y sin luz

Con respecto a los servicios, Oyaque refiere que después de haber tenido más de cuatro meses sin agua por tuberías, desde el domingo les está llegando. “Teníamos que alquilar cisternas, que por la ubicación del sector, resulta caro, además que le agregan el largo de las mangueras”.

Debido a la demolición de las infraestructuras, las maquinarias derribaron los cables de la electricidad, por ello tuvieron que “robársela” de los postes del alumbrado público. “No nos llegaban los recibos de luz y tuvimos que tomar medidas por nuestras propias manos. El gas tampoco viene y tenemos que ir hasta el llenadero en Zamora. Cada vez estamos peor”. LB/ mp

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