Por si acaso
Román Ibarra
Un poco más de dos meses es lo que resta hasta el 28 de julio, fecha escogida por el gobierno para celebrar elecciones presidenciales, y ya están en el ruedo todos los candidatos luchando por hacerse del acompañamiento popular.
Todas las encuestas, a gusto del cliente, están tratando de polarizar entre el candidato del continuismo gubernamental, y un sector de la oposición que, finalmente luego de muchos fracasos autoinfligidos, entró en la ruta electoral.
No fue posible el consenso recomendado, y vista la pluralidad de candidaturas opositoras, insistimos en la necesidad de que haya un pacto para que, avanzada la campaña, se escoja de mutuo acuerdo una, o dos encuestadoras, para determinar quien debe de ser el candidato de todos los factores de oposición e intentar vencer holgadamente al gobierno.
No obstante, es necesario establecer puentes de comunicación desde ya con el oficialismo para negociar una salida democrática, sin traumas, sin violencia, para que haya una transición ordenada, y sin revanchas, en caso de un eventual triunfo opositor. Estos acuerdos deben incluir un pacto de gobernabilidad para adelantar los grandes cambios que el país requiere para salir del foso socioeconómico actual, gane quien gane; eliminando todo tipo de sanciones, y amenazas contra el país.
Es urgente que el país retome la senda del desarrollo, y para ello es necesario invertir en la recuperación de los servicios básicos esenciales, como electrificación; sistema hidrológico; transporte subterráneo y superficial; vialidad urbana y rural; educación, incluido el INCE para la formación técnica y de oficios; salud; empleo y salario; reorganización de la industria petrolera; las empresas de Guayana; las zonas industriales de Aragua, y Carabobo; las zonas francas de Margarita y Paraguaná, en fin la recuperación del aparato productivo con amplios acuerdos tripartitos entre gobierno; trabajadores organizados y empresarios.
Para ello hay que acudir a los organismos multilaterales e internacionales, y solicitar los recursos que se necesitan para semejante programa, y garantizar esos empréstitos con nuestros recursos petroleros a futuro. Reducir drásticamente la nómina del Estado, y migrar hacia el sector privado tanto como sea posible, y estimular la actividad autónoma de los trabajadores por cuenta propia.
El presidencialismo en nuestro sistema político tiene un peso específico inmenso, por lo cual, es necesario acceder institucionalmente a los contrapesos previstos en la Constitución, a objeto de evitar abuso de poder, y arbitrariedades ya conocidas, pero eso será materia de la próxima AN a ser elegida en 2025.
Por ahora conviene concentrarse en la necesidad de ganar las elecciones, y para ello creemos que todos podemos sumar, siempre y cuando haya voluntad real de alcanzar una victoria.
Hacer caso omiso del extremismo de lado y lado, y procurar la inserción de todo lo que sume para alcanzar el objetivo. Desterrar odios y venganzas, y entender especialmente la necesidad de frenar la destrucción. El país lo tiene todo en cuanto a recursos, y de su buena utilización depende que avancemos o no. El país merece un mejor destino sin dudas.
Creemos sinceramente que la transición política es urgente, porque 25 años ininterrumpidos de gobiernos del mismo partido han demostrado su ineficacia, y el deterioro socioeconómico de la nación, pero en una competencia desigual, cualquier cosa puede pasar.
Esa circunstancia obliga a ser rigurosos en el diseño; y ejecución de un buen plan de campaña, y muy especialmente, en la organización de la defensa del voto en cada centro electoral, con suficientes funcionarios y sus respectivos relevos a lo largo del día; previamente entrenados técnica y jurídicamente; bien alimentados, y asistidos logísticamente por el comando de campaña.
Se trata de organizar una ¨súper orquesta¨ electoral muy bien acoplada, ejecutando la misma partitura bajo una sola dirección, cuyo objetivo es el triunfo electoral para satisfacción del cumplimiento del deber ciudadano.
@romanibarra