Panaderías de Catia la Mar a punto de bajar santamarías por falta de harina

Lorena Correa, [email protected] A causa de la acentuada crisis por la falta de harina, en las panaderías Mirella II y Yaracuy de Catia la Mar, se las están “viendo negras”, y han tenido que reducir personal por la baja operatividad, estudiando la posibilidad de cerrar en caso de no recibir mercancía en 15 días.

En la panadería Yaracuy, con 20 años de funcionamiento, tienen provisiones para dos semanas, y en caso de no recibir respuestas positivas de los proveedores van a cerrar sus puertas, dejando desempleados a alrededor de 21 trabajadores, mientras que la semana pasada despidieron cuatros por falta de operatividad, explica Marcos Jiménez.

“De 14 sacos diarios se redujeron a cuatro. Mantenemos los precios porque el cliente no tiene la culpa de la escasez. Los distribuidores aseguran que la solución continúa estando en manos del Gobierno Nacional, que debe soltar las divisas, porque si no nos vamos a la quiebra”.

Trabajadores temen por sus empleos

Leibys Gil, señala que tiene su fe puesta en un cambio favorable para los próximas días. “Tengo ya un año laborando aquí, y en caso de quedarme sin empleo no sé cómo haré, porque vivo alquilada y soy madre soltera, tengo la responsabilidad de velar por mi hija, estamos contra la pared”.

José Palma, encargado de la Mirella II, indica que están en constantes “correderas” para abastecerse con la mayor cantidad posible de sacos, y de esa manera “estirar” los insumos por lo menos dos semanas más.

“Esta situación nos mantiene bastante preocupados. De 13 sacos que trabajábamos normalmente hace más de un mes, lo reducimos a cinco o tres por día. Seguiremos hasta donde la crisis nos los permita, porque vemos difícil el panorama”.

Resalta que están ofreciendo el pan solo al mediodía y en la tarde, por la alta demanda de esas horas, vendiendo dos panes grandes por persona en Bs. 35 cada uno, y en el caso de los pequeños distribuyen seis por persona, cada uno en 25 bolívares. “Esta panadería, con más de 30 años al servicio de la comunidad, está acorralada, poniendo en riesgo la estabilidad económica de más de 20 personas”.

Hilven González, uno de los tres panaderos de la Mirella II, informa que la problemática se ha convertido en un dolor de cabeza, porque conoce la situación actual del país y lo difícil que es conseguir un empleo.

“Tengo solo dos meses laborando aquí, pero llevo cuatro años dedicado a la elaboración de pan. Tengo dos hijos y sobre mis hombros recae la responsabilidad de llevar el alimento a mi familia, ahora con esta fuerte crisis las puertas se están cerrando cada día más, hay solo 10 sacos para esta semana”. LC/ar

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