Huir de la crisis fractura a cientos de familias

*“No me quiero ir”, gritaba un niño de 5 años al dejar a pocos metros a su abuela sumida en llanto

Luis López.-

En los pasillos del terminal internacional de Maiquetía abuelas, madres, tías, sobrinos y demás familiares se reúnen para despedir a sus seres queridos, que huyen de la crisis apostando a un futuro mejor.

Ayer la profesora jubilada María Angélica De Da Silva no cesaba de darle abrazos a su hija, que se marchaba a Madrid. La acompañó hasta el momento que pasó la máquina de ingreso a migración, traspasó la cinta y se quedó junto con su esposo y su otra hija observando cómo se iba su muchachita.

“Tiene 17 años y se va a estudiar a España. La recibirá una tía. Es difícil y nos costó tomar esta decisión, pero ya no se puede ni comprar un caucho para el carro y la situación empeora cada vez más”.

Recordó que ella se graduó a los 26 años y luego se casó. En ese entonces tenía apartamento, carro y vivía bien. Pero hoy sus ingresos están más que limitados. “Mi hija se va porque su abuela le mandó el pasaje desde Portugal, de otra manera sería imposible. Es una lástima que estemos viviendo en estas condiciones”.

La afligida mujer afirmó que el venezolano no es de naturaleza migrante. “Es terrible aceptarlo, sobre todo cuando tu familia se te va de las manos a pesar de años de esfuerzo”.

Los pocos vuelos al exterior desde el Aeropuerto Internacional de Maiquetía salen a partir de las 2:00 pm, sobre todo los que van hacia Madrid, Miami, Ecuador y Bogotá. Estos destinos también sirven de conexión a otros países.

 

“Es una familia entera que se va porque aquí no hay futuro”

En el terminal aéreo sobresalió la presencia de una abuela, que a sus 80 años no podía ocultar sus lágrimas ante uno de sus dos nietos, el de 5 años, que con rebeldía le gritaba a su padres que lo dejaran con ella. “No me quiero ir”, gritaba, a pesar de los esfuerzos que hacían para controlarlo.

Cerca estaban sus tías que hacían un coro de improperios al actual Gobierno por la situación país. “Es una familia entera que se va porque aquí no hay futuro. Lo hacen por sus hijos, y porque han agotado todos los esfuerzos para sobrevivir, pero no aguantaron más”, expresó Ana Velásquez, tía del pequeño.

 

Los parientes de Astrid no paraban de llorar

María González, a pocos metros, no pudo controlar sus lágrimas cuando una de sus hijas, Astrid González, la abrazaba mientras se despedía.

“Va a EEUU a estudiar. Es difícil para la familia vivir estos momentos, pero tuvo que hacerlo por su futuro y estabilidad”./va

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