Hoy se cumplen 66 años del derrocamiento de Pérez Jiménez
El 23 de enero de 1958 una insurgencia en Venezuela llevó al fin la dictadura instaurada a por el gobierno del general Marco Pérez Jiménez. Según los datos recogidos de esa época, el pueblo, en unión cívica-militar, se levantó para hacer frente al Gobierno y así recuperar la libertad y democracia del país.
Esto hizo que el dictador abandonara el país junto a su familia a bordo del avión presidencial, conocido como la “Vaca Sagrada” con destino a República Dominicana. Como antecedente a este acontecimiento nacional, un grupo de aviones de guerra surcó los cielos de la ciudad capital en pleno amanecer, los primeros días del mes de enero.
Según los historiadores, este evento causó asombro mayúsculo incluso a los miembros del gobierno, debido a que un mes antes se efectuó un plebiscito para prolongar el mandato de Pérez Jiménez, darle solidez a su régimen y legitimidad ante las Fuerzas Armadas.
Y aunque el alzamiento de los pilotos fracasó, según los planes, no fortaleció al gobierno, sino que más bien aceleró el proceso de deterioro que culminó 23 días después, pues poco a poco cobró fuerza el malestar que había entre los oficiales de los tres componentes de la Fuerza Armada para la época.
El alzamiento comenzó cuando los oficiales de Fuerza Aérea de en la Base de Boca de Río y el Cuerpo de Blindados del Cuartel Urdaneta de Caracas, que estaban al mando del Teniente Coronel Hugo Trejo, generaron una crisis de liderazgo.
Sin dejar a un lado, la crisis política en el propio núcleo del gobierno, que fue producto de la descomposición y fraccionamiento del mismo a raíz del plebiscito de diciembre de 1957, que generó dos cambios sucesivos en el gabinete, y la salida del país de algunos de los aliados más cercanos de Pérez Jiménez, que fueron vetados por la Fuerza Armada, entre ellos, Laureano Vallenilla Lanz quien fungía como ministro de Interior, y Pedro Estrada, quien era jefe de la policía política y la Seguridad Nacional.
Desde ese momento, comenzaron a publicarse diversos manifiestos contra el gobierno tambaleante de Pérez Jiménez, muchos de estos fueron firmados por hombres y mujeres representativos de diferentes campos de la actividad económica, profesional y cultural, así como pronunciamientos públicos de parte de las instituciones nacionales, como el Colegio de Ingenieros, la Asociación Venezolana de Periodistas, federaciones obreras, entre otros.
En la madrugada del 23 de enero, Pérez Jiménez se ve derrotado y deja el Palacio de Miradores rumbo a La Carlota, el aeropuerto situado en plena ciudad de Caracas, para tomar el avión que lo conduce a la República Dominicana.
Al conocerse la noticia del derrocamiento, el pueblo se lanzó a la calle, saqueando casas de adeptos al régimen; atacando la sede de la policía política (Seguridad Nacional), se produjeron linchamientos de funcionarios. Asimismo destruyeron la sede y los equipos del periódico oficialista El Heraldo. Miraflores, sede del poder nacional, se convierte en pocas horas en el sitio de reunión de los sublevados y de innumerables dirigentes políticos y personalidades que proceden a nombrar una Junta de Gobierno provisional que reemplace el régimen derrocado. La Junta la constituyen el contralmirante Wolfgang Larrazábal -como presidente- y los coroneles Carlos Luis Araque, Pedro José Quevedo, Roberto Casanova y Abel Romero Villate.
Al amanecer del día 23, los venezolanos celebran la caída de Pérez Jiménez y protestan por la presencia en la Junta de Casanova y Romero Villate, quienes habían actuado al lado del gobierno depuesto en los sucesos del 1 de enero. Estos son obligados a renunciar y el día 24 son reemplazados por los empresarios Eugenio Mendoza y Blas Lamberti, designándose también un gabinete provisional compuesto por juristas, empresarios y ejecutivos, reservándose a un militar, el coronel Jesús María Castro León, el Ministerio de la Defensa.
La Junta de Gobierno convoca a elecciones para diciembre de ese mismo año. Se liberan los presos políticos en todo el país, se amplía la Junta Patriótica con representantes de sectores independientes, ratificándose en la presidencia de la misma al periodista Fabricio Ojeda. Se abre el proceso de castigo a los personeros del gobierno perezjimenista y regresan los exiliados. En esos días se iniciaba una nueva etapa en la historia de Venezuela.