“Fui golpeada, humillada y estafada”

Una mujer cuenta los 11 meses de horror que vivió al lado de su hoy expareja

RONALD PEÑARANDA

Una historia de horror fue la que vivió Yessica, de 40 años, pero ha vencido el miedo y ahora se siente preparada y sobre todo empoderada, para compartir los momentos terribles que vivió con su expareja, con quien mantuvo una relación que duró exactamente 11 meses. “Para mí fue una eternidad, dada a la seguidilla de abusos físicos, emocionales y sexuales a la que fui sometida”.

Es esteticista integral, con 16 años de experiencia, también maratonista, ultramaratonista, corredora, coach de entrenamiento físico e instructora de spinning. Nadie pensaría que una mujer con ese perfil, además, con independencia económica, pudiera ser víctima de violencia de género. Admite que se enamoró del hombre equivocado y perdió.

En 2016 conoció al abogado Piter Paolo Sánchez Sinisgalli, de 50 años, en su consultorio en San Antonio de los Altos, a donde siempre iba a realizarse radio frecuencia facial.

“En 2018 ya él sabía que yo estaba divorciada y empezó a hacerme invitaciones. En febrero de 2019 acepté salir para conocernos. Me parecía una buena persona, muy educado y de buena familia, como él mismo se vendía”.

De las invitaciones a tomar café, pasaron a visitarse en sus lugares de trabajo, a ir a comer en un buen restaurante en El Hatillo (estado Miranda) o a cualquier otro sitio de Caracas, ir al cine y a la playa.

En un abrir y cerrar de ojos se vio envuelta  en una telaraña. Comenzó a quedarse en su casa, ubicada en la vía El Limón. “Al principio todo era muy bonito, demasiado caballeroso, preparaba el desayuno y hasta me lo llevaba a la cama, pero a medida que fueron pasando los meses se iba transformando. El tipo romántico y amable se convirtió en posesivo, manipulador. En un psicópata”.

Quería que le sirviera en todo, que le hiciera todas las comidas y atendiera las cosas del hogar. “Empecé a reducir mis horas de trabajo para atenderlo a él”.

Vinieron los problemas, las discusiones y sobre todo las prohibiciones. “Me obligó a dejar el gimnasio en el que tengo muchos años para entrenarlo a él en el Carol. También tuve que dejar mis amistades, en pocas palabras quería que yo solo fuese para él”.

De las palabras pasó a los golpes. “La última vez que me agredió físicamente yo grité fuertemente para que escucharan los vecinos y como él le tenía miedo al qué dirán, me dejó ir”.

Debido el espiral de violencia ella cortaba la relación, pero el hombre la convencía y volvían. “Le di un dinero para invertir en un negocio, él traería mercancía de Italia y la venderíamos aquí. Me hizo que vendiera mi carro para cubrir sus gastos médicos, pues en esos días se enfermó. Los  reales me los pidió prestados con la promesa de devolverlos con intereses y hasta el día lo estoy esperando. Es decir, que también  me estafó”.

Un verdadero calvario

En enero de 2020, antes de la pandemia decide terminar la relación, pero empieza su calvario. “Me acosaba, me perseguía por todas partes, se presentaba en mi casa. En julio de ese año murió mi comadre, que era mi mejor amiga, eso me pegó muchísimo. Se aprovechó de mi estado de vulnerabilidad. Ni yo misma sé cómo amanecí en su casa”.

Después hubo un distanciamiento. Yessica intentó retomar su vida, recuperar sus amigos, volver a sus rutinas deportivas, pero el abogado seguía siendo su sombra. Más de una vez quiso denunciar ante las autoridades su acoso, pero se frenaba.

“Me daba miedo, siempre me decía que era un tipo importante, que no hiciera escándalo. Se hacía pasar como juez de la República, (usaba una credencial de la DEM). Me amenazaba con meterme presa, con sembrarme droga. Me decía que si me veía con otro hombre me metería un tiro en la espalda”.

En febrero de 2021, un amigo de Yessica estaba en su  residencia en la celebración de su cumpleaños.

“Desde las 9 de la noche Piter se mantuvo frente a mi casa grabando y como a la 1:40 am tocó como loco y me amenazó con matarme si no me iba con él. Tenía una escopeta en su carro. Después se calmó y se fue. Ese día creí que moriría. Tampoco denuncié por temor”.

“Pero todo explotó en junio, su obsesión era peor, no aceptaba que ya no quería más su toxicidad”.

Los meses siguientes también fueron de persecución. En septiembre tras un incidente que ocurrió en una panadería situada en el centro comercial Don Blas, ella decide denunciarlo. Lo arrestó un grupo de funcionarios de Polisalias.

“Se burla de la justicia”

El Ministerio Público lo imputó por los supuestos delitos de amenaza agravada, acoso u hostigamiento y violencia psicológica. El Tribunal 5º de Primera Instancia Penal Municipal de los Altos Mirandinos, con sede en Carrizal, le dictó privativa de libertad, pero luego le otorgó medidas cautelares que incluían presentación cada cierto tiempo y prohibición de salida del país. El juicio continuó en este 2022.

Entre junio y octubre se fijaron varias audiencias a las que el procesado no asistió. A inicios de noviembre el tribunal a cargo del juez José de Abreu admitió totalmente la acusación presentada por la Fiscalía 2ª. En su comparecencia el hombre afirmó: “No deseo admitir los hechos. Me voy a juicio a demostrar mi inocencia”.

Yessica puso en conocimiento tanto al tribunal como a la Fiscalía que pese a tener prohibición de salida del país, el acusado incumplió la medida y viajó a Italia y regresó como si nada.

 “Teniendo fijada la audiencia preliminar, mintió sorprendiendo la buena fe del juez, pues utilizando un informe médico particular hizo ver que presentaba problemas  de salud, cuando en realidad lo que hizo fue ausentarse del país,  por casi dos meses.  Solicito al tribunal que tome las medidas pertinentes al caso. Ese señor en la sala juró que está a derecho con la ley”. Ahora la pelea de ambos se traslada a los estrados judiciales.

Día de la Eliminación de la Violencia contra la mujer

El Diario Avance expone el caso de Yessica a propósito de que este viernes 25 de noviembre es el el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

La convocatoria fue iniciada por el movimiento feminista latinoamericano en 1981, en conmemoración de la fecha en la que fueron asesinadas, en 1960, las tres hermanas Mirabal (Patria, Minerva y María Teresa), en la República Dominicana.

 En 1999, la jornada de reivindicación fue asumida por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su resolución 54/134, el 17 de diciembre de 1999, entendiendo por violencia contra la mujer todo acto de agresión basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico.

 Así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada e invitando a gobiernos, organizaciones internacionales y organizaciones no gubernamentales a convocar actividades dirigidas a sensibilizar a la opinión pública sobre el problema de la violencia de género.

¿Alguna denuncia o solicitud? Dilo aquí