Exigen alcabalas móviles para combatir la delincuencia

* La zona más álgida es entre Barrio Aeropuerto y Santa Eduvigis

* Choferes no denuncian por temor

Luisana Brito.- En rechazo a la ola de atracos que se han registrado en el transporte público, profesionales del volante exigen a las autoridades implementar alcabalas móviles para combatir a los “robabusetas”.

No es un secreto para los cuerpos policiales que el hampa tiene en jaque a los choferes del transporte público, que a diario pueden sufrir hasta cinco robos a mano armada.

“Es una realidad bajo la alfombra social. Hay diferentes formas de atraco; están los que arrancan el teléfono de las manos y se lanzan por la puerta de atrás, otros son los que piden permiso para robar, y el más conocido es en pareja; uno se queda adelante y otro en la parte de atrás vigilando la situación para cometer el delito”, destaca José Suárez, secretario de Provolvar.

Tomas Pérez, presidente de la línea General Soublette, señala que los robos dentro de las unidades siempre han existido, pero en la actualidad los delincuentes tienen el control permanente de los movimientos de cada colectivo.

“Es necesario que los policías se mantengan en constante patrullaje, ya que los antisociales saben cuántas vueltas al día hace cada chofer. Hay que combatir la delincuencia, y para ello proponemos un patrullaje continuo por toda la ruta”.

Piden supervisión de cada una de las rutas con mayor índice de asaltos, donde policías suban a las unidades y dialoguen con el chofer y los pasajeros, actuando de manera preventiva ante el delito. “También deben vestirse de civiles para no levantar sospechas entre los usuarios”, acota Pérez.

Agrega que por ahora ningún trabajador ha sido herido, pero de llegar a suceder puede presentarse un estallido social. “De seguir en esta situación nos veremos en la obligación de paralizar el servicio, y los más afectados van a ser los usuarios”.

En las paradas de Catia la Mar es donde ocurren más delitos

Conductores aseguran que las zonas más vulnerables son las paradas de Catia la Mar, porque es donde hay mayor población y tienden a confundir el ojo humano con desplazamientos rápidos.

“Los robos pueden suceder en cualquier lugar, pero normalmente ocurren en las paradas de Barrio Aeropuerto, Santa Eduvigis, La Torre, La Soublette, Bloques de 10 de Marzo y la recta de Naiguatá”, señala Williams Silva, secretario de Asocava.

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Explica que en horas nocturnas el servicio de transporte es escaso, por temor a ser víctimas del hampa. “En las noches no podemos trabajar porque nos lanzan piedras y nos parten los vidrios. En muchas ocasiones colocan obstáculos en la carretera para que frenemos y aprovechan de montarse en el autobús y despojar a los pasajeros de sus pertenencias”.

La dura situación se extiende hacia el este de la región, donde los transportistas señalan que en las paradas terminales de Tanaguarena-Naiguatá roban con mucha frecuencia.

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Choferes son la carnada más fácil

“Un colectivo es un banco ambulante, porque maneja dinero en efectivo y en gran cantidad. Además los usuarios son muy ostentosos”, indica Francisco Quevedo, presidente de la Cámara de Transporte Público.

Los usuarios también deben tomar previsiones al salir de sus casas, porque muchas veces exhiben sus teléfonos y no se percatan de quién tienen al lado.

“A todos nos gusta tener un buen teléfono, una buena cartera, incluso hasta un buen reloj, pero hoy en día hay que pensarlo dos veces para salir a la calle con todas esa prendas de marca, porque nos convertimos en un objeto llamativo para los malhechores. Uno no sabe quién lo está mirando en la calle, a veces el que uno menos cree es el malandro”.

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No denuncian por temor

Raúl Rojas, presidente de la línea Malavé Villalba, expone que muchos de los robos no se dan a conocer por miedo a que los malandros tomen represalias, ya que en varias ocasiones han formulado la denuncia ante los cuerpos de seguridad, que logran capturar al delincuente, pero a las escasas 72 horas está en la calle nuevamente.

“Lo que está pasando, es que desde hace 15 años se está trabajando con un Código Procesal Penal donde los diputados no han logrado hacer una reestructuración que castigue al delincuente con todo el peso de la ley”.

Asegura que en la actualidad tiene más poder el que comete el delito que la víctima. “Por cualquier motivo la Fiscalía pone en libertad al sujeto, dándole prioridad al hampa”.

Destaca que muchas veces cuando ocurre un robo dentro de un colectivo, se llevan la unidad detenida hasta un mes por averiguaciones.

Ante un robo lo mejor es mantener la calma

En una escena de robo a mano armada lo mejor es mantener la calma, porque no se sabe cómo pueda reaccionar el antisocial ante las miradas de las víctimas, manifiesta Teófilo Pérez, director Tribunalicio Disciplinario.

“Cuando dicen quieto es quieto, allí no hay que coger para ningún lado. Todo lo material se puede reponer, pero la vida es un tesoro invaluable que hay que apreciar. Deben mantener la calma. Sé que no es fácil, pero al ladrón le puede dar un ataque nervioso y empezar a disparar como loco. Hay que prevenir eso a toda costa”. LB/ar

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