Diablos de Naiguatá danzaron liderados por jóvenes

*La creatividad de las máscaras superó las creaciones de años anteriores

Luisana Herice.- Con el tradicional colorido, vistosas máscaras, la alegría que caracteriza a los naiguatareños y la devoción por el Santísimo Sacramento, una vez más, los Diablos Danzantes de Naiguatá veneraron al Corpus Christi, luego de culminar la eucaristía realizada en la iglesia San Francisco de Asís.

Los promeseros comenzaron a bajar a las 11:30 al ritmo del sonido de la caja mayor. Las calles, llenas de historias, tradiciones y pasos ancestrales, sirvieron de escenario para los danzantes que llegaron a la iglesia, donde se arrodillaron para recibir la bendición divina. Además dedicaron una oración y un minuto de silencio por los diablos difuntos.

La ceremonia inició con el bautizo de 30 diablos, quienes avanzaron de rodillas desde la cruz ubicada en la plaza Bolívar hasta la iglesia, mientras que los diablos con más tiempo bailaban a su alrededor.

Este año la actividad estuvo liderada por Efrén Iriarte, presidente de la cofradía, quien comentó que «los jóvenes se están sumando, hay mucha participación y eso es muy importante, pues somos nosotros los encargados de preservar en el tiempo esta manifestación que viene de nuestros ancestros».

Indicó que han sido muy constantes con todos los diablos que siempre han estado allí, pero que no habían tenido una mayor participación. «Ahora hay más motivación, el pueblo danzante ha sido bastante receptivo con los jóvenes. El mensaje que le damos a los diablos viejos es que se unan para seguir trabajando en la organización».

Este año, 1.700 diablos salieron a pagar promesa, otros simplemente danzaron por tradición y fervor. Efrén, tiene 24 años en la cofradía de Naiguatá y fue su tío, el actual segundo diablo mayor, Víctor Orlando Millán, quien le inculcó el amor, la devoción y el respeto por esta manifestación religiosa y cultural que tiene más de 300 años celebrándose en Vargas.

Se describió como un joven con ganas de trabajar con pie de plomo para seguir cumpliendo e impulsando la cofradía. Esperan demostrarle al mundo que los Diablos de Naiguatá son pura fe, sacrificio y religión.

Luego de culminar la danza fuera de la iglesia, los diablos recorrieron el pueblo bailando en pasos de cruz para renovar su fe. Posteriormente sacaron en procesión al Santísimo Sacramento, mientras que los danzantes lo acompañaron al ritmo de las campanas y de la caja mayor.

Declaran al presidente de Fundacev

persona no grata

Por otorgales un cheque de Bs. 140 mil sin fondo, destinado a la logística e hidratación de los 1.700 diablos danzantes, y por la mala disposición que mostró, la cofradía de los Diablos declararon persona no grata a Jesús Vizcaíno, presidente de la Fundación para el Desarrollo Cultural de Vargas (Fundacev).

«Danzamos con el mismo entusiasmo de todos los años, pero con un sabor amargo porque no recibimos la atención de las autoridades como merecemos. No entendemos porqué a la samba le dan Bs. 1.200 millones por grupo; y a nosotros, que somos Patrimonio Cultural, nos dan una miseria, y aparte en un cheque que rebotó», así lo denunció el Presidente de la cofradía.

Agregó que «el Alcalde se lavó las manos diciendo que no hay recursos, el Gobernador nunca apareció, los únicos que colaboraron fueron la arenera Conluvar; Hidrocapital, que donó los filtros de agua; y el locutor Pinto, quien dio para el sancocho.

«Esto no va a ser una piedra de tranca en nuestro camino para seguir con nuestra tradición, pues danzamos con más fuerza y vitalidad que nunca».

La petición de la cofradía para este año es que reine la paz y la unión en Venezuela.

Además, pidieron al presidente Nicolás Maduro, que visite la parroquia y tome en cuenta el esfuerzo por proyectar esta manifestación religiosa y cultural. «De nada vale haber llegado a la Unesco si vamos a ser ignorados por las autoridades de nuestro país. Estas actividades hay que cultivarlas como una planta para que dé sus frutos»./LH/va

El fervor de los promeseros sigue más vivo que nunca

Henry González, diablo mayor: Desde hace 50 años pertenezco a la cofradía, me inicié cuando tenía seis años. Me la pasaba bailando, y un día un señor me preguntó si quería pertenecer al grupo, le dije que sí y hasta la fecha sigo danzando. He pedido muchos milagros y todos se han cumplido, todos los años renuevo mi fe hacia el Santísimo.

Tony Romero: Tengo 30 años danzando para el Corpus Christi y a esta tradición se han sumado mis hijos y nietos. La idea es inculcarles el sentido de pertenencia para que las tradiciones no se pierdan, sino que se transmitan de generación en generación. Sin duda alguna, lo que debe mover a un diablo es la fe.

Raissa Castro: Mi última petición al Santísimo fue un nieto y me lo dio, ya hasta pertenece a la cofradía. Mi fe cada día es mayor, por ello tengo 38 años bailando. Toda mi familia participa en esta actividad.

Carlos Ribas: Además de ser diablo, soy cultor de Naiguatá, hago máscaras y vestimentas. Ya tengo 32 años formando parte de los Diablos, pagué 20 años una promesa. Queremos que la juventud participe para que perdure la tradición. Esto es algo cultural y religioso, para bailar se deben tener motivos.

¿Qué diferencia a los Diablos de Naiguatá de otros Diablos?

Los Diablos Danzantes de Naiguatá se caracterizan por hacer y diseñar su indumentaria. La vestimenta debe ser muy colorida, con figuras geométricas sobre una tela blanca, como círculos, triángulos, cuadrados, rayas, rompecabezas e imágenes religiosas para que tenga mayor valor, pues se pondría de manifiesto el sacrificio y la creatividad del cofrades, quien es el que debe hacerlo.

Las máscaras representan animales marinos y de la montaña, simbolizan los tiempos donde los ancestros le bailaban a la caza, la pesca y a la madre tierra para que brindara sus frutos. Esta representación es autóctona de la parroquia.

La manera de pintar la vestimenta se ha ido innovando con el tiempo. Antes pintaban con barro, arcilla y onoto, luego pasaron a los marcadores, posteriormente a la pintura en aceite, y hoy en día utilizan la técnica de la pintura sobre tela. Aún utilizan alpargatas.

Las campanas y el saco son una protección que no pueden dejar de utilizar los danzantes. Cuenta Jhon Reyes que está prohibido que el diablo baile sin el saco. «Lo que hacemos cuando bailamos es humillar al diablo ante el Santísimo Sacramento, por lo que deben cubrir su cabeza con sacos de diferentes colores».

Los Diablos de Naiguatá, a diferencia de otros, no entran a la iglesia por respeto, además el baile es libre./LH/va

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