Desidia e inseguridad imperan en cementerio de La Esperanza

“Mi mamá tiene tres meses de haber fallecido y cada vez que vengo a traerle flores me doy cuenta de que el cementerio parece no tener mantenimiento ni seguridad de ningún tipo”, manifestó Jean Franco Suárez al referirse al estado del camposanto de La Esperanza, en Catia la Mar.

Las tumbas de las primeras terrazas están en condiciones regulares, pero a partir de la K, las lápidas están descuidadas. “Ya ni la maleza la cortan, y a veces los familiares, los que podemos venir por lo menos cada 15 días a limpiarlas, no lo hacemos por la ola de atracos a mano armada”, dijo Federica López, quien exige a la Alcaldía mayor seguridad.

Otra de las razones por la que los deudos no asisten con frecuencia es la falta de agua y de transporte, aunque los fines de semana sale un autobús desde el terminal hasta el camposanto, atravesándolo hasta llegar a la redoma donde dan la vuelta.

“El agua uno la tiene que cargar con garrafas, porque las pilas fueron clausuradas y si no tienes carro hay que darle a pedal y bomba. Los días de semana esto es muy solo y nadie quiere ni se atreve a venir”, señaló López.

Isabel Lugo destacó que a veces hurtan hasta los floreros y otros arreglos que mandan a hacer los familiares. “Nosotros queríamos colocar unas estatuas de mármol a mi papá y una señora nos dijo que no hiciéramos ese gasto, porque se las iban a llevar. La delincuencia está desatada”./LB/va

 

 

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