Cuba se queda
sin gasolina

La brutal caída de la producción petrolera de Venezuerla y su casi nula refinación dejan a Cuba con un gran problema para abastecerse de energía. La isla cubría gran parte de sus necesidades de petróleo gracias a un favorable acuerdo con el régimen chavista, firmado el año 2000, por el cual recibía combustible a cambio del servicio de médicos e incluso de entrenadores deportivos.

Cuba se queda
sin gasolina

La brutal caída de la producción petrolera de Venezuerla y su casi nula refinación dejan a Cuba con un gran problema para abastecerse de energía. La isla cubría gran parte de sus necesidades de petróleo gracias a un favorable acuerdo con el régimen chavista, firmado el año 2000, por el cual recibía combustible a cambio del servicio de médicos e incluso de entrenadores deportivos.

“En la cúspide de la relación, entre 2011 y 2014, los envíos de petróleo a Cuba estaban en el orden de los 115 mil barriles diarios, que equivalía al 70% del consumo cubano. Ya en 2016, el último reporte oficial del que se dispone indica que ese envío había caído a alrededor de 46 mil barriles diarios, es decir, menos de la mitad”, señala el economista Ricardo Torres, profesor del Centro de Estudios de la Economía Cubana (CEEC), de la Universidad de La Habana.

La ya alicaída entrega de combustible se vio afectada aún más con “las últimas sanciones de EEUU a navieras y cargueros de combustible desde Venezuela hasta Cuba, que casi detuvo al país en septiembre”, señala el economista.

Cubrir el déficit comprando a precio de mercado en efectivo no está dentro de las posibilidades de Cuba. El camino ha sido un programa de austeridad y ahorro: reducción del transporte público, la actividad industrial y agrícola.

Un acuerdo de suministro suscrito con Argelia ha permitido paliar las necesidades. Aunque con intermitencia, las gasolineras siguen expendiendo combustible. 

“El corte de energía eléctrica es muy impopular en Cuba y el gobierno ha tratado de evitarlo a toda costa. Eso ha implicado reducir enormemente la asignación de combustible a todo el sector público, e incluso se nota en la agricultura, con menos áreas sembradas, lo que es desvestir un santo para vestir otro”, afirma Torres.

“Con la baja de la ayuda venezolana y el recrudecimiento de las sanciones estadounidenses, la solución depende esencialmente de socios como Rusia para resistir tanto la pandemia como la crisis económica”, señala Hoffmann.

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