Monseñor Díaz ofició misa de sanación ante miles de feligreses

“Siendo Iglesia tenemos el deber a curar las heridas del cuerpo y alma Practicar y reflexionar en las obras de misericordia en este Año Santo Jubilar”, exhorto que hizo monseñor Ramiro Díaz, obispo emérito de Machiques, en la multitudinaria misa celebrada en la Plaza Mayor de Catia la Mar junto a los sacerdotes de las ocho parroquias eclesiásticas de la Zona Pastoral para festejar a Jesús de la Divina Misericordia.

“Las llamadas obras de misericordia, las espirituales y corporales, son pruebas importantes que el Señor nos pone para ver si somos o no discípulos suyos. Recordemos que seremos juzgados a la luz de lo que hayamos hecho en este campo como nos relata el evangelista San Mateo 25,31-45. Cristo se hace presente sediento, desnudo, hambriento y encarcelado,” manifestó.

Agregó que la Iglesia siente la urgencia de anunciar la misericordia de Dios y está llamada a ser el primer testigo veraz de ella, profesándola y viviéndola. Este año, indicó, tenemos que esforzarnos para que sea la verdad de la Iglesia, de las parroquias, comunidades y bautizados. Tal como lo dijo su Santidad en su Evangelii Gauduinm 24, la Iglesia vive un deseo inagotable de brindar misericordia y ha llegado el tiempo de encargarse del anuncio alegre del perdón.

“En esta peregrinación que nos marca el Año Santo Jubilar podremos reflexionar y así tener la experiencia de abrir el corazón a cuantos viven atados al dolor, enfermedad, humillación, pecado, desprecio, injusticia y a todos los que están heridos en su carne o en su espíritu. Zona Pastoral De Catia La Maren El Marco Del Año Santo De La Misericordia aliviarlas con el óleo de la consolación, a vendarlas con la misericordia y a sanarlas con la solidaridad,” puntualizó monseñor Díaz.

Profunda fe al Señor

La actividad comenzó a las 2 pm con la procesión de la imagen de Jesús de la Misericordia desde Mirabal hasta la plaza, en donde la esperaban miles de feligreses bajo un inclemente sol. A las 3pm de la tarde cantaron con la coral del Ministerio de Música la coronilla y luego de la media hora, la hermana Milange ofreció una catequesis de amor.

Posteriormente, un sobreviviente de un infarto cerebral relató su curación y recuperación milagrosa. Benito Reyes, catequista para adultos de la Parroquia Sagrado Corazón de Jesús, afirmó que a los cinco días de sufrir el accidente, se levantó para dar fe a sus hermanos de la oportunidad que le dio el Señor y luego afirmó “Aprendí que uno respira y come gracias a Dios.”

Uno de los momentos más hermosos de la tarde fue la preparación del Espíritu para poder vivir la celebración de la Eucaristía. Los sacerdotes formaron una media luna frente al altar para iniciar el gesto de fe del bautismo del Espíritu. Cada uno de ellos pidió al Espíritu Santo que derramara la gracia de poder con las obras de misericordias corporales y espirituales.

Los párrocos reflexionaron algunas de las obras de misericordia. Entre ellas vestir al desnudo, dar posada al desvalido, visitar a los enfermos, perdonar las injurias, rezar por los difuntos, consolar a los presos y dar de comer a los hambrientos.

El coordinador de la Zona Pastoral de Catia la Mar, padre Antonio Rella, agradeció en primer lugar a Jesús por hacer posible la celebración de esta eucaristía.

A los feligreses, cofradías, movimientos y a particulares que ayudaron económicamente. También a la Gobernación por permitir el uso de la plaza y al obispo emérito por acompañarlos.

Resaltó la masiva participación, no sólo en esta ceremonia litúrgica, sino en la Bendición del Mar donde la asistencia superó las 2 mil 500 personas. Una muestra de que cada día los cristianos se sienten orgullosos de profesar su fe. “La mayor riqueza de la Iglesia son ustedes”./fm

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