Grace Trocell conmueve en Denver con su poderosa interpretación de La Muñeca en “La Malquerida”
Nadie imaginaba lo que iba a ocurrir la noche del 31 de mayo en el New York Night Club de Denver, Colorado. Todo comenzó como una función íntima, entre copas, luces suaves y un murmullo general. Pero cuando La Malquerida tomó el escenario, el ambiente cambió por completo. Lo que parecía una obra más se transformó en un evento teatral que dejó al público sin aliento.
Bajo la dirección de José Ferrer, esta puesta en escena apostó por el formato poco convencional del teatro bar, donde el espectador no solo observa, sino que convive con la historia. “La gente llegó, pidió algo para tomar, se sentó, y cuando empezó la historia, ya no pudieron soltarla. La recepción fue profundamente emotiva”, compartió Ferrer.
El momento más intenso y recordado fue, sin duda, la interpretación de Grace Trocell como La Muñeca. Su actuación fue un huracán emocional: canta —con una estremecedora versión de Niña Bonita—, baila y entrega una narrativa profunda y desgarradora. La Muñeca representa el mundo de las trabajadoras sexuales, con escenas cargadas de valentía, ternura, denuncia y un dolor silenciado por años. No hay maquillaje que oculte la verdad en su personaje, y no hubo espectador que no se sintiera tocado. La sala enmudeció ante su escena final; algunos temblaron, otros lloraron, y varios grabaron el momento sin poder creer lo que estaban presenciando.

Otra presencia destacada fue Layla Vargas, una de las figuras más activas del teatro latino en Miami. Con una trayectoria que abarca múltiples países y escenarios, Vargas aportó temple, experiencia y una energía dramática que elevó la intensidad del montaje. Su actuación fue impecable y confirmó por qué es considerada una de las grandes del teatro hispano.
Dickinson Altuve, como La Viro, conquistó con su carisma y una interpretación entrañable. Su personaje desafió estereotipos y se ganó al público desde el primer minuto. “Personajes homosexuales como este tienen el poder de romper prejuicios y generar empatía. La Viro fue un ejemplo claro”, afirmó Ferrer.
El elenco se completó con actuaciones sólidas de Sophia Alejandra como Crystal, Luis Franco, Alison Ortiz, Javier Romero, Gladimar Amaya y Yovanny Ruiz, quienes aportaron frescura, contraste y matices a una obra que nunca bajó la intensidad. Cada uno, desde su rol, sumó al relato coral de una historia que expone las heridas, secretos y emociones de una comunidad marcada por el abandono, pero también por la resistencia.
La producción general estuvo a cargo de Keisler Lugo, quien logró materializar una puesta en escena compleja, emocional y técnicamente precisa, llevando el concepto del teatro bar a un nivel de cercanía y profundidad pocas veces visto en la escena local.
A pesar de no tratarse de una locación céntrica, el lugar estuvo completamente lleno. Al terminar, la ovación fue inmediata y sentida. El público no solo aplaudió: preguntó por una segunda función, escribió en redes, compartió fragmentos del final impactante. La Malquerida no fue solo teatro. Fue espejo, fue grito, fue historia viva.
Porque a veces, una muñeca canta por todas. Y cuando lo hace desde las entrañas, nadie sale igual.