Padre Beiker invita a cada uno de nosotros a que seamos testigos de la fe

Laura De Stefano

Este año el Vía Crucis de la Zona Pastoral de Catia la Mar coincidió con una misa en conmemoración del “santo mártir salvadoreño y latinoamericano, monseñor Oscar Arnulfo Romero, quien un 24 de marzo de 1980 cuando celebraba la eucaristía fue martirizado por guerrilleros y enemigos de la fe”.

El padre Beiker Martínez, vicario de la Zona Pastoral de Catia la Mar y párroco de Nuestra Señora del Carmen en la Soublette, invitó a que cada uno de nosotros seamos testigos de un mártir, de la fe, y “que no tengamos miedo a complejos que nos invitan a ocultar nuestra fe. Que seamos cristianos auténticos, pero sobre todo sencillos. No presentemos una Iglesia perfecta, sino una Iglesia de hijos de Dios, de pecadores confiados en la misericordia del Señor”.

Cientos de feligreses de las 10 parroquias eclesiásticas se concentraron en la plaza Bolívar para el víacrucis y de allí emprendieron su camino hasta el santuario del beato José Gregorio Hernández, en Playa Grande. En el recorrido, de aproximadamente 3 horas, meditaron en las 14 estaciones los momentos y sufrimientos vividos por Jesús desde que fue hecho prisionero hasta su muerte en la cruz.

En la estación número 10 tomaron la cruz todos los sacerdotes de la Zona Pastoral y en la estación 12 lo hicieron los jóvenes. El viacrucis culminó con una misa celebrada por el presbítero Alfredo Bustamante, párroco de la cuasi parroquia Oscar Arnulfo Romero, junto a los sacerdotes Beiker Martínez, el encargado de las palabras, Omar Hernández, Jorge Peña, José Rafael Lugo, Armando Villamizar, Ángel Colmenares y Wuily Rada.

Además de los diáconos Rubén Azueta y José Ramón Díaz.

Por la autoridades estuvieron la presidenta de la Asamblea Legislativa, Tibisay Córdoba, y el jefe civil de Catia la Mar, José Luis Méndez. El padre Bustamante manifestó que esta eucaristía se celebró un día después del último vaciado de concreto de toda la estructura del santuario.

En la oración de los fieles pidieron por el Papa para que el Padre Celestial lo colme de sabiduría, salud y fortaleza, y pueda llevar a cabo los cambios necesarios que renueven la fe en la Iglesia; por el gobernador y el alcalde para que lo ilumine y cumplan con sus responsabilidades con el pueblo y sean capaces de llevar este estado por el camino del bien.

También por los enfermos para que sanen sus cuerpos de toda enfermedad, pero también nuestra mente de toda irracionalidad y así encontrar la paz para la vida eterna; por la pastorales, las familias, por las vocaciones y por todos los que compartieron la sagrada eucaristía.

El párroco Bustamante agradeció a la Gobernación por todo el apoyo logístico de las sillas, el sonido y el transporte que regresó a la feligresía para la plaza Bolívar y para el terminal de pasajeros de Catia la Mar.

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