El embarazo temprano es consecuencia de escasa educación y falta de orientación

El embarazo adolescente es el principal problema de salud sexual y reproductiva que hay en Venezuela, pues 96 de cada 1.000 embarazadas tiene entre 15 y 19 años de edad, lo que coloca al país en el primer lugar en embarazos precoces de América Latina, que es a su vez la segunda región en el mundo, con una media estimada en 66.5 nacimientos por cada 1,000, sólo superada por el África subsahariana.

El segundo mayor índice lo presenta Guatemala (84 por cada 1.000), seguido de Ecuador (77), México (66), Argentina (64), Paraguay (60) y Colombia (57), según el informe más reciente del Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa), la Organización Panamericana de la Salud/ Organización Mundial de la Salud (OPS/ OMS) y Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).

Escasa educación

El informe señala que en algunos países las niñas adolescentes sin educación o con sólo educación primaria, tienen cuatro veces más posibilidad de quedar embarazadas que las adolescentes con educación secundaria o terciaria. De la misma manera, la probabilidad de empezar a concebir hijos es entre tres y cuatro veces mayor en las adolescentes de hogares pobres en comparación con las que viven en clase media o alta en el mismo país.

Las niñas indígenas, en particular en áreas rurales, también tienen una mayor probabilidad de tener un embarazo a temprana edad. Por tanto la maternidad temprana está íntimamente ligada al acceso a la educación y sus consecuencias hacen más difícil la movilidad social ascendente, por cuanto impide a la mujer el acceso a los estudios y también sus posibilidades de obtener un empleo estable.

La opinión de las expertas

El Diario La Verdad de Vargas entrevistó a 3 expertas de las organizaciones no gubernamentales Asociación Venezolana para una Educación Sexual Alternativa (Avesa), Asociación Civil de Planificación Familiar (Plafam) y 100% Estrógeno, quienes opinan que se deben replantear los conceptos de sexualidad en la adolescencia, para brindar una atención efectiva.

Entre los aspectos que destacan está que la educación sexual en las escuelas y liceos no debe enfocarse solamente en el aspecto biológico, pues se deben incorporar conceptos de sexualidad, métodos anticonceptivos, responsabilidad, prevención del embarazo, autoconocimiento y toma de decisiones.

Sexualidad y prevención

Mercedes Muñoz, directora y fundadora de Avesa, explicó que los tabúes y los prejuicios en el contexto escolar, familiar y sanitario impiden a muchas adolescentes acceder a métodos anticonceptivos.

“Muchas veces partimos de la premisa falsa de que los adolescentes no tienen vida sexual o no deberían tenerla. Históricamente eso es una mentira. El concepto de adolescencia es muy nuevo, del siglo XX, porque anteriormente se creía que cuando las niñas ya eran capaces de concebir, estaban listas para ser madres, ‘ese era su destino’. Afortunadamente eso ha cambiado”.

Las adolescentes no tienen los recursos emocionales para manejar un embarazo ni la crianza de un hijo, pero eso no impide que puedan tener una vida sexual activa. “Tenemos que asumir culturalmente el contexto en el que se desarrollan las adolescentes venezolanas para facilitarles información y servicios de salud respetuosos”.

Avesa realizó una investigación con base en encuestas a mujeres sobre su salud sexual y reproductiva, detectando las precariedades que enfrentan las jóvenes venezolanas.

– El 1,9% reconoció haberse practicado un aborto inducido alguna vez.

– 3 de cada 10 mujeres pudieron asistir a su primer control prenatal solo a la semana 12 de gestación.
– 6 de cada 10 mujeres no pueden costear consultas de medicina general, ginecología y mastología, por más que quisieran.

– 46,9% no puede pagar exámenes de laboratorio, citologías, mamografías o ecos mamarios.
– 58,6% de las mujeres, niñas y adolescentes no podría costear económicamente los gastos que implica una consulta médica y el tratamiento posterior referido a una dolencia ginecológica sobrevenida.
– Solo el 14% de las mujeres de 14 a 49 años de edad pueden tomar decisiones informadas sobre relaciones sexuales, uso de métodos anticonceptivos y atención de la salud sexual y reproductiva.
– El 48,4% de las mujeres no tienen planificación familiar y se les dificulta el acceso a métodos anticonceptivos modernos.

Educación sexual sin negatividad

Nelmary Díaz, especialista en educación de la Asociación Civil de Planificación Familiar (Plafam), aseguró que las adolescentes que recibieron una educación sexual con enfoque negativo tienen mayor probabilidad de no asistir a una consulta ginecológica o de planificación familiar de forma oportuna.

“Que le digan a un adolescente: ‘no puedes tener relaciones’, ‘no puedes hablar de masturbación’, ‘eso no se dice’, ‘eso no se toca’ y si a eso le sumas nuestra realidad de crisis humanitaria compleja, pues, hace que haya un aumento del embarazo temprano por falta educación sexual integral y acceso oportuno a servicios de salud”.

Díaz aseguró que los adolescentes deben ser reconocidos como sujetos que toman decisiones y “en Plafam los servicios están orientados a proteger los derechos contemplados en la Ley Orgánica de Protección al Niño, Niña y Adolescente (Lopnna) en ese sentido”.

El artículo 50 de esta legislación establece que los adolescentes de 14 años o más, tienen derecho a solicitar un servicio de salud sexual y reproductiva sin necesidad de estar acompañado por un mayor de edad.

“Es importante que esto se hable y se socialice para que los servicios de salud atiendan a quienes buscan esta ayuda”.

Además la información sobre dónde conseguir métodos anticonceptivos y a qué costo debe ser accesible para las jóvenes, especialmente en un contexto de crisis de salud”, agregó la especialista en educación.

“Durante 3 o 4 años vivimos una situación en la que no había ningún tipo de método anticonceptivo en farmacia. Esto fue algo gravísimo para las adolescentes que quieren cuidarse”.

El mayor reto que se enfrenta actualmente, en el contexto preventivo, es que muchos servicios de salud, planificación familiar y cuidado prenatal se cerraron durante la pandemia y algunos de ellos no han retomado sus actividades.

Enfocarse en los derechos de las adolescentes

Venus Fadoul, activista de la ONG 100% Estrógeno, indicó que algunas leyes contradicen la defensa de los derechos de las adolescentes, pues pese a que la Lopnna establece la protección de los menores de edad, otras leyes perjudican su integridad.

En este sentido, mencionó el caso por el que fue detenida y posteriormente excarcelada Vanesa Rosales. La activista ayudó a una adolescente de 13 años a practicarse un aborto, luego de quedar embarazada producto de una violación.

Las autoridades venezolanas alegaron que Rosales cometió un delito agravado, debido a que la acción se cometió en contra de una menor de edad.

“Esa niña tenía 13 años y no quería seguir adelante con el embarazo y todas sus razones eran lógicas, incluso si no hubiera sido abuso sexual también sería válido, porque no creo que vaya en armonía con los derechos de una niña forzarla a continuar un embarazo. Sabemos que el aborto es un derecho humano, aunque aún no se ha alcanzado en Venezuela”, expresó Fadoul.

La activista comentó que la ley venezolana puede adjudicar responsabilidad penal a una adolescente luego de cumplir 14 años si se practica un aborto, incluso si se trata de un caso de violación.

“El caso de Vanesa Rosales habla de la política de un Estado con estructura patriarcal y misógina y de que esa propaganda gubernamental de ‘revolución feminista’, no ha cambiado nada la visión sesgada y conservadora que venimos arrastrando desde hace 40 años”, sentenció.

Mercedes Muñoz coincidió en la importancia de considerar la despenalización del aborto, debido a que en Venezuela no hay una estructura institucional para garantizarle métodos anticonceptivos eficaces a todas las adolescentes de escasos recursos.

“Tener altas tasas de embarazo adolescente y mortalidad materna es imperdonable, actualmente. Entonces se deben garantizar las condiciones para que ninguna mujer, especialmente si es joven, muera en el parto, pero para esto también sería bueno garantizar que no se embaracen y, en caso
e que no se pueda evitar el embarazo, que la adolescente pobre también tenga la opción del aborto seguro”, expuso Muñoz.

La activista recomendó que las políticas sexuales y reproductivas deberían tener tres enfoques: información oportuna, acceso a anticonceptivos y aborto para preservar la vida de las madres.

La salud mental

Una de las condiciones que se presentan de forma recurrente en la adolescente embarazada, es la depresión, la cual está relacionada con la falta de apoyo de la pareja, incluso de la familia y la sociedad.

Las jóvenes se deprimen porque es probable que la pareja las abandone, tan pronto se entere que está embarazada, durante el difícil proceso o después de que nace el bebé ya que, en un alto porcentaje de casos, esa ni siquiera era la pareja con quien querían tener un hijo). Además de que, hasta las menos aguzadas, ven truncado sus posibilidades de lograr una mejor vida y esto tiene un gran impacto en su salud emocional.

La psicológica clínica Valentina Villanueva, explicó que en un estudio que realizaron con adolescentes embarazadas con depresión, encontraron que estas experimentan más momentos depresivos después de un año de nacidos sus bebés.

“Esto ocurre porque al nacer el bebé es acogido con más cuidado y ternura por la familia. Sin embargo, la adolescente tiene que abandonar la escuela; en la medida que crece el bebé el tiempo se le hace muy corto, todo se le va en su atención, por eso pierde a su grupo de compañeros, amigas y amigos; la familia ya no la apoya tanto y se da cuenta que tiene que hacerse completamente cargo de su hijo, casi sin ayuda”.

A una joven deprimida le va a ser mucho mas difícil enfrentar la maternidad, no tienen la capacidad para brindarse buenos cuidados en el embarazo ni en el postparto, y en la gran mayoría de los casos, no va a poder brindarle cuidados de calidad a su bebé.

Estadísticamente está comprobado que alrededor de 40% de las adolescentes embarazadas al año ya no tienen pareja, además de que 90% de ellas abandona la escuela y su vida cambia drásticamente. Peor aún, una madre adolescente con depresión es más probable que tenga un siguiente embarazo, igualmente no deseado.

Por Gabriel Hernández

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