La desidia acaba con la Universidad Marítima del Caribe

Una universidad en deterioro es siempre una señal de alarma ¿La razón? Menoscaba la educación, la investigación y la innovación de un país, puesto que las casas de estudios superiores son decisivas para el desarrollo de una nación, no solo porque contribuye a su democratización, promoviendo ascenso social mediante la formación de sus ciudadanos, sino porque genera conocimiento en áreas de valor estratégico.

Actualmente, una de las principales universidades de la entidad se encuentra en el mayor abandono, posiblemente, el peor de su historia desde su creación hace 210 años. Ir a la Universidad Nacional Experimental Marítima del Caribe (UMC) es enfrentarse con la realidad de un país, o más trágico aún, el de un Estado, el cual ha desistido de invertir recursos económicos para hacer de la educación un proceso pleno, de calidad y accesible para todos.

Visitar la UMC es como estar en una zona de postguerra. Aulas prácticamente abandonadas y con pocos pupitres útiles, filtraciones por doquier, baños desaseados y techos a punto de caer, hacen del lugar un espacio nada apto para el desarrollo académico.

Sus trabajadores denuncian las irregularidades, pues la falta de uniformes y de materiales de trabajo generan que sus quehaceres diarios sean toda una odisea. “Trabajamos con las uñas desde hace tiempo, la realidad que vivimos acá se queda corta con la ficción de cualquier película. Por ejemplo, somos más de 200 trabajadores y llegan solo 100 bolsas de comida, es decir, nos toca dividirnos una bolsa entre 2, pero aún así no alcanza. Sin embargo, vemos como muchos otros si llevan la bolsa completa”, comentó Franklin Velásquez, secretario general del sindicato de obreros.

De noche la oscuridad se apodera en todas las áreas, la falta de bombillas crea una atmósfera de inseguridad y de miedo para los vigilantes. Quizás uno de los pocos espacios que se mantiene visiblemente aceptable es el comedor. No obstante, la cocina tiene los hornos dañados desde hace 10 años, no cuenta con una campana de extracción de calor y la falta de agua hace casi imposible llevar a cabo las tareas propias del área.

La falta de aires acondicionados es otra constante. Muchos docentes y personal administrativo realizan sus jordanas laborales soportando las altas temperaturas propias de la región. “Tenemos años que no contamos con aires acondicionados incluso en las aulas de laboratorio”, aseguró una docente desesperanzada.

Apercibidos de la presencia del personal del Diario La Verdad de Vargas, estudiantes gritaban unísonos desde los salones: “ve a los baños”; todos se sentían comprometidos bajo la misma causa: Dar a conocer la realidad con la que lidian quienes apuestan a la UMC. Además, manifestaron que el transporte presta un servicio muy irregular y afecta inclusso a quienes se retiran pasada las 6:00 de la tarde.

Otra queja es el tiempo que tiene aquellos estudiantes que hicieron Velero en el año 2020, no han comenzado su actividades académicas. El mismo es un programa de preparación para todos los bachilleres asignados y rezagados de años anteriores por la OPSU y repitientes del programa que hayan cursado solo una vez. Su finalidad es poder contar con un mes de preparación para comenzar los estudios de pregrado, sin embargo estos aún tienen más de un año en la espera.

5 mil estudiantes

Es la única universidad del país en la que se forman ingenieros marítimos, futuros terceros oficiales de la Marina Mercante Venezolana, también forma futuros licenciados en administración y turismo, ingenieros informáticos, ambientales y abre sus puertas a los estudiantes de diferentes países. En la actualidad, posee una matrícula estudiantil de 5 mil estudiantes, procedentes principalmente de la Región Central.

El llamado es a su recuperación

El deterioro de nuestro sistema educativo es una tragedia silenciosa y gradual que pesa en el alma. Pero sus implicaciones, el declive de uno de los símbolos culturales e intelectuales más importantes del estado y la posible pérdida de un reciento académico debería inquietar a toda la población. Si la civilización puede celebrar sus mayores creaciones, también tiene el deber de protegerlas.

El futuro de la UMC de momento es incierto, pero la esperanza de sus estudiantes y trabajadores la mantienen, la pregunta es ¿por cuánto tiempo? Es tarea del rector Guillermo Riut abocarse a solucionar las fallas de infraestructura, de trabajo y de estudio del Alma Mater que lleva al frente, pues esta, hoy más que nunca, necesita de su ayuda para recuperarse de su peor crisis.

Por Gabriel Hernández

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