Armando Reverón, ícono internacional del suelo guaireño
No es nacido en nuestro suelo, pero es, sin duda, uno de los íconos que proyecta el gentilicio guaireño a niveles internacionales. Hablamos de Armando Reverón, el pintor de la luz, un caraqueño nacido tal día como hoy, en 1889, quien echó raíces en Macuto, a las riberas del río El Cojo, donde desarrolló sus obras más elevadas.
En su honor, desde 1983 se celebra el Día Nacional del Artista Plástico cada 10 de mayo, para honrar la memoria de este venezolano, quien fue y es el de mayor trascendencia en la historia del arte nacional.
Su particular obra pictórica, sus muñecas de trapo, sus objetos y su Castillete han sido motivo de estudios por parte de críticos y amantes del arte. Su obra fue exhibida en el Museo de Arte Moderno de Nueva York en 2007.
Su obra pictórica está dividida en tres períodos bien demarcados: el Azul, iniciado en 1920, del que destaca La Cueva; el Blanco, entre 1924 y 1934, en el que explora de manera incisiva el impacto de la luz del trópico sobre los objetos, destacan: La hamaca y La lectura; y el Sepia, iniciado en 1933, sobresale La maja criolla.
La vida de Reverón estuvo cargada de inestabilidad emocional desde su infancia, y se manifestó en crisis psiquiátricas que no agotaron su capacidad creadora. Luego de un año en la clínica de Báez Finol, muere en Caracas el 18 de septiembre de 1954. La comunidad artística le rindió homenaje en capilla ardiente en el Museo de Bellas Artes. En 2015, la Asamblea Nacional aprobó el traslado de sus restos al Panteón Nacional.
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