¿Síndrome de Estocolmo?

Vamos a estar claros, estar preso “afecta hasta al más pintao”, dirían en mi Zaraza.
Por eso somos comprensivos con los 2 adultos mayores que salieron agradecidos del trato recibido en su corta estadía en un calabozo, por parte del comisionado José Briceño, director de la Policía Municipal.
Como Síndrome de Estocolmo se define al agradecimiento y afecto que puede generarse de parte de los secuestrados hacia sus secuestradores. Así es, pero yo quiero más bien recordar un pasaje de la historia novelada de Francisco Herrera Luque, En la casa del pez que escupe el agua.
A raíz de los movimientos antidictadura, el general Juan Vicente Gómez le ordenó a su guardaespaldas Eloy Tarazona, conocido como El Indio:
-Póngame preso a nose quiencito.
Ante lo cual su hombre de confianza, que nunca lo contradecía, se permitió comentarle:
-Discúlpeme, mi general, y su palabra vaya adelante, pero, yo he investigado a nose quiencito y ese hombre no está conspirando contra usted, mi general.
-Hagame caso, Tarazona, póngalo preso, que si él es inocente, igual nos va a agradecer cuando lo pongamos en libertad, yo que se lo digo…

Rómulo Herrera

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