Exigen cárcel para violador de venezolana en Argentina

Rómulo Herrera Gil

Parada frente al local en el que su hija de 18 años fue drogada y violada la tarde del sábado, Thays exigió que Irineo Garzón sea puesto tras las rejas. «Vine a pedir por ella justicia. Pudimos salvar su vida, pero no su integridad. Llamamos a los jueces, a los fiscales y autoridades de la nación: escuchen este grito de justicia que hace una madre desesperada porque el violador está libre. No queremos más violadores libres».

Su madre y centenares de manifestantes se concentraron frente al local en que fue abusada para rechazar la medida que dejó libre al agresor

Junto a ella estaban centenares de manifestantes, quienes acudieron a la calle Paso de Buenos Aires a brindarle su apoyo y elevar su voz para que la jueza Karina Zucconi ordene la privativa de libertad para Garzón, a quien dejó en libertad alegando que no tenía antecedentes legales. 

Con la voz entrecortada, Thays expresó que desde el hospital donde se encuentra recuperándose de un ACV, el padre de la víctima le envió un mensaje a Zucconi: «Señora jueza, si fuera su hija, ¿dónde estaría el violador?».

Pablo Baqué, abogado de la venezolana, advirtió los riesgos de que Garzón esté libre: «No solo es una amenaza para esta joven, es una amenaza para todas las mujeres y toda la sociedad argentina. No podemos permitir que un depravaso sexual esté libre tranquilamente. Esto es burlarse de la víctima, de su familia y de la justicia».

«Nos sentimos muy indignados»

La concentración se convirtió en una marcha cuando los manifestantes emprendieron su rumbo hacia el Palacio de Justicia. Por el trayecto se sumaron más personas a la protesta, que al cruzar por la avenida Corrientes sumaba más de 200. 

 «Agradezco a todos los que se unieron y están levantando la voz, algo que mi amiga no tuvo la oportunidad de hacer, no tuvo la oportunidad de defenderse contra este violador. Hoy tenemos la oportunidad de gritar por ella y por todas las mujeres que tienen miedo y que están encerradas en sus casas mientras los violadores están libres», expresó una amiga de la joven anzoatiguense desde la puerta de los tribunales. 

Maira Castillo, quien llegó desde Venezuela junto a su hija hace dos años expresó: «Como familia nos sentimos muy indignados. Como madre esto me afecta mucho, ya que mi hija llegó a este país con 17 años y también trabajó en tiendas. Siento que ella también pudo haber vivido una experiencia como esta. Por eso estamos aquí dándole apoyo a esta familia que está pasando por este momento tan difícil».

El movimiento feminista argentino también se sumó a la protesta. «Estamos coordinando con las compañeras venezolanas para escribir un comunicado, ponernos de acuerdo y convocar una asamblea feminista de venezolanas en Argentina y presentar un amparo legal apoyado por asociaciones de derechos humanos para exigir que se ordene cárcel para el agresor, porque si no garantizamos cárcel ya, vamos a dejar gente expuesta», expresó Janet, representante de Juntas y a la Izquierda.

Los hechos 

Con su padre internado en el hospital, atribulada por los gastos y con el fin de mes a la vuelta de la esquina, encontrar un trabajo era indispensable para esta joven migrante. Encontró en Facebook una oferta de trabajo en una tienda de indumentaria para personal médico y decidió escribir. 

Después de las preguntas básicas, Garzón quizó ir más allá y saber si tenía novio, hijos y si estudiaba en la universidad. «Mira que yo no tengo novia ni hijos y estoy buscando alguien así para trabajar juntos», le respondió el agresor. Después de aclararle que solo estaba en el trabajo, este cambió el tema y acordó un día de prueba para optar al empleo la mañana del sábado. 

Después de darle la ubicación a su madre y tomando todas las previsiones posibles, acudió a la prueba. En algún momento Garzón le ofreció un jugo y prefirió rechazarlo. Alrededor del mediodía, agobiada por el calor del verano argentino, sí accedió a un vaso de agua. Pero a los pocos minutos comenzó a sentirse mal. Antes de perder el conocimiento le avisó a su mamá que estaba muy mareada. «Creo que me drogó», escribió antes de perder el conocimiento. 

Al ver que no le respondía, su madre inmediatamente alertó a la policía y salió corriendo hacia el local. Al encontrarlo cerrado, tanto ella como los uniformados comenzaron a tocar la reja para ver qué pasaba. Se escuchó la voz de Garzón decir «un momento» y pasados 20 minutos los policías ingresaron a la fuerza a la tienda. 

Adentro estaba la joven “con el pantalón desabrochado, descalza, inconsciente, llorando y balbuceando”, detalla el expediente del caso. A su lado estaba Garzón, quien fue esposado y llevado a la comisaría quinta en Lavalle, de donde salió el lunes en libertad.

La decisión

Al victimario solo le bastó jurar que no escaparía para que la jueza Zucconi decidiera liberarlo. Con una excarcelación bajo caución juratoria, Garzón estaba de nuevo en la calle, con la condición de no salir del país, presentarse ante el juzgado cada 30 días mientras el caso se resuelve, no acercarse a más de 100 metros de la víctima, ni intentar contactarla de ninguna forma, tomando en cuenta que su primer contacto con ella fue por redes sociales. 

La decisión se basa en que el victimario no tiene antecedentes penales, lo que le permite esperar el veredicto en libertad. La Justicia liberó a la basura que violó a mi hija”, aseguró Thays a Infobae al enterarse del fallo: “Todo esto me hace sentir impotencia, rabia, mi niña está muy mal”. 

La fiscal Silvana Russi ya apeló la decisión de la jueza Karina Zucconi, quien señaló: «No hay de momento elemento alguno que lleve a presumir que el acusado intentará eludir el accionar de la Justicia, ni que su detención se erija como necesaria para neutralizar el entorpecimiento del trámite del proceso».

Russi considera que las medidas impuestas por la juez no son suficientes para «prevenir el peligro de fuga en virtud de la gravedad del delito»: abuso sexual con acceso carnal. Este según las leyes argentinas conlleva una pena de entre 6 y 15 años de cárcel.

Esta medida para nada le ofrece tranquilidad a la víctima. «Ella está lastimada y escondida porque tiene miedo, pues este hombre está suelto y tiene su currículum con sus datos, los teléfonos y su dirección. Es de locos que la víctima se tenga que esconder y que el violador ande suelto», advirtió Baqué.

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