Mototaxistas trabajan con cauchos injertados para medio comer

 

*Para adquirir un caucho nuevo deben trabajar dos meses todos los días

Bárbara Rondón

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Con doble caucho y con un tanque remendado trabajan los mototaxistas que prestan servicio al urbanismo Hugo Chávez Frías,  conocido como SUMA en Playa Grande, parroquia Urimare.

Los trabajadores de la cooperativa denunciaron que en la Proveeduría les han prometido en varias ocasiones jornadas de insumos como aceite, baterías y cauchos, pero hasta los momentos no han sido beneficiados.

Alberto López comentó que el sábado pasado se le espichó un neumático, el cual llevó a una cauchera para que fuera remendado, pero se reventó nuevamente el domingo, volvió a pagar Bs. 300 mil y por una tripa Bs. 1 millón 200 mil. “Para recuperar ese dinero, tengo que trabajar más de un mes”.

Además explicó que el tanque de la moto lo ha tenido que remendar varias veces, porque bota gasolina y su mayor preocupación es que este problema cause un accidente.

“Nosotros cobramos Bs. 10 mil, y fue hoy que lo aumentamos, porque hasta ayer cobrábamos la carrera en Bs. 5 mil. Son pocas las carreritas que hacemos, porque la falta de efectivo nos ha afectado a todos”, aclaró Luis Ochoa.

Asimismo, acotó que el frente motorizado del estado ha sido beneficiado y eligen las cooperativas a su conveniencia.

Los precios de los cauchos varían dependiendo de las marcas, y se ubican entre los Bs. 16 millones y Bs. 20 millones.

Hacen un llamado a la Gobernación y Alcaldía para que busquen soluciones para su gremio y sean tomados en cuenta en las futuras jornadas de entrega de insumos, y así poder prestarle un servicio de calidad a los vecinos. 

 

Solo tres vehículos trabajan hacia Summa

Anteriormente habían cinco, pero dos están parados por repuestos, las colas que se forman son muy largas y los usuarios pueden esperar hasta más de una hora.

Habitantes de la urbanización tomaron la iniciativa de subir por los caminos verdes, los cuales son inestables, ya que no tienen escaleras, sino tramos de piedra y tierra amarilla.

“La última vez que me metí por la trocha, me robaron, me dijeron ‘el teléfono o la vida’, y obviamente sin pensarlo tuve que entregarlo. Yo sufro de Parkinson, imagínate cómo me siento al esperar una hora aquí y sin poder subir caminando por culpa de la delincuencia”, declaró Ana Pérez./va

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