“Escapamos porque el sueldo no nos alcanza ni para comer”

 

 

 

*68,75% de los venezolanos que llega en bus a Ecuador va a Perú, otros van a Bolivia, Chile, Argentina, reseña el Diario El Comercio

 

*Los venezolanos escapan por Colombia, Brasil, Aruba, Curazao, “hacia cualquier país, porque cualquier país está mejor que el nuestro”

 

*“Esperamos  encontrar trabajo en Trujillo” (Perú), dice un matrimonio que viaja con su hija de apenas 3 meses de nacida, la segunda de 3 años se quedó con sus abuelos

 

Cuando un venezolano llega a Huaquillas, la ciudad fronteriza entre Ecuador y Perú, ya ha hecho por lo menos cuatro días de viaje en autobús desde que dejó su casa.

Las posibilidades de aseo son escasas y la alimentación diaria consiste en galletas, pan y jugo que muchos guardan en su maleta antes de salir de su país, a más de 2.269 kilómetros de distancia.

En su ruta al sur del continente ingresan a Ecuador por el puente de Rumichaca, en Carchi, en la frontera con Colombia. Huyen de la crisis económica y la violencia, la más alta de América, después de Honduras.

Una vez en Ecuador, viajan desde la terminal de Tulcán rumbo a Huaquillas durante 13 horas; ahí toman un taxi para trasladarse hacia Migración de Perú, cruzando la frontera. Este trayecto es el más peligroso para parejas o mujeres que viajan solas: muchos han sido robados y violadas, por los mismos taxistas.

Allí inician un nuevo periplo para ingresar a Perú, aunque hay quienes continúan el camino hacia Bolivia, Chile y Argentina, total “cualquier país está mejor que mi arruinada Venezuela, el país con las más grandes reservas de petróleo y gas del mundo e inmensas riquezas en oro, hierro y aluminio, pero el peor administrado del mundo, también”, dice un migrante, frustrado por tener que abandonarlo todo para lanzarse a una aventura para la cual no está mínimamente preparado.

En Migración, Carolina Robledo espera sellar su pasaporte y recibir su Permiso Temporal de Permanencia (PTP), aprobado en el 2017 por el presidente peruano, Pedro Pablo Kuczynski. ​ El sol del mediodía es calcinante y la temperatura supera los 34 grados. Lleva ropa deportiva de color negro y una gorra con la bandera tricolor. Allá le espera su papá, que ya había emigrado y tiene cuatro años en Lima, ya establecido.

Robledo viaja con su esposo desde Carabobo, de donde escapa “porque el dinero ya no nos alcanza ni  para comprar comida”.

En Perú se ha contabilizado la presencia de 100 mil  venezolanos. El 15% tiene el permiso temporal, el 75% llega como “turista”, pero se queda a trabajar y el 10% restante es residente, según medios locales.

 

“Los taxistas en Perú nos estafan al momento de cambiar dólares por soles”

 

Durante el viaje, Robledo hizo amistad con otros seis venezolanos. “Nos unimos por la inseguridad, porque uno nunca sabe”, cuenta. En realidad se cuelan rumores de atracos y violaciones, por parte de personas que se aprovechan especialmente de las mujeres que viajan solas, en esos espacios heterogéneos de los terminales de pasajeros y en la vorágine de las fronteras.

Muchos desadaptados se aprovechan, además, del desamparo de quienes viajan por primera vez a países extraños, forzados a algo que jamás habían pensado que tenían que hacer: emigrar.

 

Se conocieron en Cúcuta, ciudad colombiana que colinda con San Antonio del Táchira, del lado venezolano. Comparten la comida y las responsabilidades. Todos cuidan las maletas de todos, por turnos: mientras unos van al baño o sellan los pasaportes, los demás vigilan las pertenencias.

 

Dos de ese grupo son pareja y los otros son primos que seguirán hacia Bolivia. En los casi cinco días que llevan de viaje solo se hizo una parada en Cúcuta, para descansar.

 

“No nos alcanza el dinero. No podríamos quedarnos en hoteles”, se lamenta. “El único ‘lujo’ que me pude dar fue un almuerzo que me comí ayer, porque me estaba muriendo de hambre”, dice la venezolana.

 

Huaquillas, en la provincia de El Oro, es la principal entrada a Perú por vía terrestre. De acuerdo con el Ministerio del Interior de Ecuador, de los 288 mil 005 venezolanos que ingresaron al país el año pasado, 227 mil 810 lo hicieron por Rumichaca. De esta última cifra, el 68,75% registró su salida por la frontera con Perú. Solo en enero de este año, la cifra de venezolanos que salieron de Ecuador por Huaquillas alcanzó las 44 mil 731 personas. Si se mantiene la tendencia, se podría duplicar el total del 2017.

 

En el territorio peruano funciona uno de los Centros Binacionales de Atención en Frontera (Cebaf), que fueron creados por la Comunidad Andina para el control del flujo de personas, mercancías y vehículos. La Aduana de Perú señala que el número de venezolanos atendidos entre enero y febrero de este año creció 40% en relación con 2017. A diario, registran en promedio 1.000 venezolanos.

 

Para graficar el tamaño de la crisis humanitaria que sufre Venezuela, la cifra de ecuatorianos, colombianos y peruanos que también transitan por allí, no supera los 400. Es tanta la afluencia que las autoridades habilitaron una oficina únicamente para venezolanos. Se le conoce como el “Bloque Garita”. El trámite en este módulo puede durar más de dos horas.

 

Rafael Di Damazo, de 28 años, viene de Aragua, que fue el estado más violento de Venezuela durante 2017, allí hubo 155 muertes por cada 100 mil  habitantes, según el Observatorio Venezolano de Violencia. Di Damazo tiene su título universitario en Producción Industrial y forma parte del grupo etario con mayor número de migrantes, de acuerdo con el Ministerio del Interior.

 

Di Damazo dejó Venezuela porque su sueldo solo le alcanzaba para comprar dos kilos de carne al mes. Trabajaba en una fábrica de plásticos, cuya producción cayó por la falta de materia prima. Él reunió $200, de los cuales había gastado 95 en pasajes desde que salió de su país.

 

Deximar Escobar, de 20 años, lleva las fotos de su mamá en su maleta. Ella viaja con su prima Ashley, de 18, quien esperó cumplir la mayoría de edad para salir de su país. Seguirán hasta Santiago de Chile, donde las espera un hermano de Deximar, quien emigró en agosto pasado, con la idea de abrir caminos para su familia.

 

“Esperamos encontrar trabajo en Trujillo

(ciudad peruana), para poder enviar dinero a la familia que se quedó en Venezuela”

 

:Katherine Tamayo y Brayan Zuleta. Esposos del estado Portuguesa. Foto: Enrique Pesantes/ EL COMERCIO.

 

Acalorada, Katerine Tamayo lleva a su bebé de tres meses. Ella tiene 22 años y su esposo, Brayan Zuleta 26. Entre los dos llevan alrededor de $400. Son oriundos del estado Portuguesa, donde dejaron a su otra hija de 3 años, porque no pudieron sacar el pasaporte. “Desde hace meses el SAime no tramita pasaportes por falta de material”, dicen.

 

La pareja planea quedarse en Trujillo, una ciudad del norte de Perú, donde buscarán trabajo para pagar el dinero que les prestaron para el viaje y para ayudar a sus familiares.

 

Acnur: Más de 100 mil venezolanos han solicitado asilo este año en el extranjero. El éxodo masivo de Venezuela ya es comparable con el registrado en Siria y Myanmar. Los venezolanos perdieron en promedio más de 11 kilos de su peso durante 2017, por la escasez de alimentos y medicinas y también por la hiperinflación que convirtió los sueldos de profesionales y clase media-media y media alta, en sueldos de hambre. Ni se diga los los obreros y empleados que devengan salario mínimo que, sumado al bono de alimentación, no alcanza el millón de bolívares.

 

Flujo de venezolanos que ingresan a Ecuador continúa imparable por el puente de Rumichaca.  Sociedad civil ecuatoriana se organiza para condenar crisis en Venezuela. Guillermo Lasso pidió a Lenín Moreno romper el ‘silencio cómplice’ con Venezuela.
Sobre un trabajo de la periodista del Ecuador María Angelina Castillo, Redactora (I) del Diario ELCOMERCIO http://www.elcomercio.com/actualidad/venezolanos-aprietos-viaje-ecuador-peru.html.

 

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