4 mil obreros de la construcción claman por trabajo

Luisana Brito, [email protected] La escasez de materiales para la ejecución de edificaciones y otras obras, mantiene en “jaque” a los trabajadores de la construcción, quienes alegan que desde finales del 2014 más del 70% de los obreros varguenses se encuentran desempleados.

Cada día, unos cuatro mil obreros se apuestan a las afueras de la sede principal del Sindicato Socialista de Trabajadores de la Construcción de Vargas (Sisoconstruvar), en Caraballeda, en espera de una oportunidad para trabajar, declara el delegado Rafael Rojas.

“Actualmente hay un déficit de obras que no se puede ocultar. No hay ingresos y la mayoría de las que están activas solo emplean unos pocos obreros; de 100 a 130 aproximadamente. Esperemos que con la remodelación del hotel Sheraton en Caribe y Parque El Agua, se generen nuevas fuentes de empleo”.

El representante de la Unión de Trabajadores de la Construcción de Vargas, Antonio Jaspe, manifiesta que “no hay materiales en las ferreterías ni en las mayoristas. Y si se encuentran los productos, tienen sobreprecio. Esto causa que las obras se paralicen por no haber presupuesto. Cuando llega el cemento le dan prioridad a las obras del estado, como el liceo de Mare Abajo y la plaza Bolívar de La Guaira”.

Obras paradas y en ejecución

Informa Jaspe que entre las obras públicas que están en ejecución hacia la parte oeste de la región, se encuentra la avenida Bicentenaria, la reparación de la carretera de Carayaca y el elevado en la plaza El Cónsul, mientras que el sector privado alberga una posada y dos hoteles turísticos en Playa Grande y Playa Verde, respectivamente.

Hacia el lado este, las obras privadas que están activas son una panadería en Tanaguarena y dos edificios en las zonas adyacentes de Caraballeda, mientras que el sector público se mantiene con la construcción del estadio de Los Tiburones y el terminal de pasajeros de La Guaira.

Por su parte, Rojas acota que “en el sector Los Corales, desde hace un año está paraliza la construcción de la Opppe-74, que no sabemos cuándo van a retomar”.

Padres de familia pierden días haciendo portón

William Hernández, secretario de reclamación de Sutic Vargas, manifiesta que los obreros que hacen portón son padres de familia en busca del sustento de sus hogares, pero todo indica que más es el tiempo perdido que las soluciones en puerta. Asegura que desde hace varios meses no incorporan personal a la nómina.

“Estamos pasando por una situación crítica. Cada día aumenta la tasa de desempleo y no hay nada que podamos hacer. Si no hay obras no podemos trabajar, y por ende no tenemos cómo comprar comida para nuestras familias. La capacidad de contratación en las obras que están en ejecución no cubre la alta demanda. Hacemos un llamado a la Gobernación y a los contratistas privados a que den liquidez para las construcciones que tienen programadas”.

Daniel La Rosa: Todos los días venimos a hacer cola a ver si conseguimos que nos contraten por lo menos por tres meses; necesitamos recursos. Pegan cartelones de que no hay nuevos ingresos, pero no perdemos las esperanzas.

Edwin Alberto: Estamos aquí desde las 6:00 am esperando que nos den la oportunidad de trabajar. Soy padre de familia y necesito llevar el alimento a mi casa y pagar los servicios públicos.

Albañiles resuelven “matando tigritos”

Albañiles aseguran que se les ha hecho muy difícil conseguir trabajos que duren al menos dos o tres meses, por lo que se han acostumbrado a resolver la comida de sus familias “matando tigritos”.

El “tigrito” más barato es cobrado por los albañiles entre 1.000 y 1.500 bolívares, siendo un trabajo de un solo día, que puede ser frisar una pared o abrir un hueco. Con mil bolívares, los obreros aseguran que resuelven la “papa” de dos o tres días, mientras consiguen un “tigrito” nuevo.

Pablo Gómez, manifiesta que estuvo desempleado durante varios meses y que se las vio “negras”, porque día tras día visitaba las obras del estado y las puertas se le cerraban.

“No podemos dar presupuesto porque los materiales no se consiguen y cuando aparecen cuestan el doble. Eso era antes, que por estas fechas los clientes querían remodelar la cocina o el baño porque se acerca la época decembrina. Ahora todo es por necesidad, para que los daños no sean progresivos”.

La misma situación afectaba a Víctor Galdona, quien asegura que gracias a Dios resolvió con la remodelación de una vivienda, en la cual lleva tres meses trabajando. “Hago maniobras para pagar los gastos. Hago un pedido de 100 sacos de cemento y si llegan 20 son muchos. Lo mismo sucede con la cerámica, y a veces hasta quedan incompletos los trabajos”. LB/ar

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