Vialidad de Vista al Mar se come los rústicos
*Solo la comunidad ha logrado reparar algunas de las troneras
*Hidrocapital se comprometió a arreglar los botes, pero todavía los están esperando
Amy Torres
Solo seis rústicos ofrecen servicio en la línea Vista al Mar-La Páez de los 36 que tenía afiliada la línea. La debacle comenzó a mediados del 2017, cuando la voracidad de la inflación fue agotando cualquier posibilidad de reparar y poner a rodar los Toyota.
Así lo refiere Jean Valero, presidente de la línea y secretario de Organización del Bloque Unido de Transporte de Vargas, quien considera que las condiciones de la vía no permiten que el panorama sea alentador.
Asegura que de los casi siete kilómetros que comprende en recorrido, que se hace cerro arriba, al menos 50% está en pésimas condiciones. “Si tuviéramos más apoyo de Hidrocapital y de las autoridades tendríamos que frenar y encrochar menos, lo que evitaría el daño a la transmisión, a la caja y al motor”.
“Si no te agarra un hueco, te consigues con un bote además de agua limpia, lo que es una lástima. Ni siquiera nos dieron respuesta cuando en caravana llegamos a Hidrocapital el año pasado para pedirles que le metieran mano a la carretera. Aquí la comunidad y los transportistas somos los únicos que hemos arreglado las calles”.
Indica que una bomba de croche cuesta Bs. 12 millones y un kit para una bomba de freno sale en Bs. 3 millones. “Estamos reparando los vehículos como podemos, de allí que se han presentado casos como el ocurrido con un jeep que terminó volcado. No podemos comprar piezas nuevas porque no nos alcanza el dinero”.
Al ser consultados sobre las ofertas de reposición de unidades y de otorgamiento de créditos, dice que todo que en palabras. “Con cada cambio de ministro son nuevas las ofertas, las políticas, los registros, los censos, pero nadie soluciona los problemas. La verdad es que ahorita nadie de compromete a repotenciar las flotas”.
Indica que una de sus propuestas ha sido que por lo menos se les permita acceder a créditos de la banca públicas, pero que estén adaptados a la realidad económica. “Mínimo deberían ser de 500 millones de bolívares para por lo menos atender las demandas mecánicas de los carros”.
“De seguir sin recibir respuestas poco a poco irá desapareciendo el transporte público, no solo en Vargas sino a nivel nacional. El transporte ya está muerto”.
Precisa que en la ruta Vista al Mar-La Páez-La Jungla se vieron obligados a recortar el trayecto, por lo que ahora no están llegando a Los Olivos. “Hasta La Jungla lo que hay son cuatro fallas de borde de todas las magnitudes”.
El nuevo pasaje murió con el aumento salarial
Valero reconoce que sus compañeros de línea comenzaron a cobrar los 2.000 de aumento desde el miércoles de la semana pasada, porque muchos hicieron un ultimátum: “o nos lo permiten o dejamos las unidades en nuestras casas, porque ni siquiera estamos trabajando para comer. Aquí las unidades se están parapeteando hasta que llegue un momento en que no den para más”.
Sin embargo, afirma que es un monto que nació el miércoles y murió el jueves con el decreto de aumento salarial dado por el Presidente de la República. “Ese monto de Bs. 2.000 debieron darlo en diciembre, pero no lo hicieron y nos tenían entre mesas y reuniones. No no los dan en el momento apropiado, y cuando decidimos salirlo a cobrar resulta que ya se los comió el aumento”.
Insiste en que por esa razón desde hoy lunes deberían comenzar a discutir un nuevo aumento de pasaje.
14 socios vendieron sus vehículos
Los otrora cuatro por cuatro cada vez más fueron perdiendo cualidades al punto que lanzarlos cerro arriba significaba más un riesgo. Esta situación, que se más complicada por la imposibilidad de cubrir los gastos que demanda la unidad, hizo que muchos propietarios optaran por venderlas a precios de gallina flaca.
“Algunos la venden y comprar unidades de menos capacidad y más viejas para repararlas, pues hay fallas –como por ejemplo, el motor y la transmisión- que no se pueden cubrir, que son imposibles”.
Valero cuenta que en total 14 transportistas han tomado esta opción desde junio de 2017 por la falta de presupuesto para ponerlas a andar. “Por si fuera poco el dinero que reciben por esa venta prácticamente se lo come la inflación; es más no alcanza ni para comprarse una moto, por lo que pasan a ser compañeros que quedan totalmente desasistidos sin fuente de trabajo. Se quedan sin carro, sin empleo, sin nada”.