¿Viajar o no viajar al exterior? Allí se encuentra el dilema de muchos venezolanos, incluso los que ya tienen boleto aéreo comprado.
Tras los anuncios que modificaron el sistema cambiario, las cuentas dejaron de ser las mismas y, ahora, para viajar a uno de los destinos con menor aprobación por el mínimo de días, como las islas del Caribe, se requiere de al menos Bs. 200.000, para pagarlos a la Tarjeta de Crédito (TDC). Otra interrogante que se ha vuelto usual es: ¿y qué hago si mi límite de crédito es menor a los Bs. 20.000?
Luego de los anuncios del 9 marzo, hechos públicos por el vicepresidente para el área económica, Miguel Pérez Abad, algunos venezolanos tomaron el riesgo y viajaron con o sin la aprobación del cupo de divisas para compras en el exterior.
Sin embargo, el estatus no marcó la diferencia, con la aprobación o sin esta, muchos venezolanos regresaron a su país sin haber gastado un dólar, porque “las tarjetas no pasaban”.
Otros denunciaron que los dólares les fueron deducidos en Bs. 70, monto que no coincidía con las propuestas de Divisas Protegidas (Dipro) ni de Divisas Complementarias (Dicom), a tasas Bs./$ 10 y Bs. /$ 250 según fluctuación, respectivamente.
La incertidumbre posterior al anuncio se ha apoderado de los venezolanos, que aunque reconocen que el cupo viajeros no es una prioridad para la economía del país, critican los mecanismos para la adquisición de divisas, es decir, las tarjetas de crédito y las limitantes de este instrumento, descrito por algunos como “clasista” y “excluyente”
Sobre este respecto, Roberto León Parilli, presidente de la Asociación Nacional de Consumidores y Usuarios (Anauco), considera que el verdadero problema es la asignación de la TDC como instrumento para la obtención de divisas, por ser un mecanismo “elitista, clasista y al que menos acceso se tiene en el mercado”. También cuenta con las tasas de interés más altas y comisiones onerosas, manifestó.
En tal sentido, indicó que un derecho constitucional como el libre tránsito no debe estar asociación a la capacidad crediticia de una persona. Se preguntó si, quien tiene mayor límite de pago, tiene mayor capacidad para viajar que el que tiene un límite inferior.
Así no se miden los derechos. Los derechos deben ser iguales para todos y cada quien viaja en función de sus capacidades, pero no por una limitante de un instrumento financiero. Por eso nunca hemos estado de acuerdo con que sea la tarjeta de crédito el vehículo para ejercer un derecho como el del libre tránsito.
A esto sumó que los mecanismos ideados por el Gobierno son restrictivos, ya que no sólo se limita el gasto según destino y tiempo, sino que además, la tarjeta de crédito tiene sus propios límites, como el monto a gastar, lo que también restringe al viajero.
Fuente: Agencias