La Junta de Gobernadores del Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobó una asignación general de derechos especiales de giro (DEG) equivalente a $650.000 millones con el fin de apuntalar la liquidez mundial en medio de la crisis generada por la pandemia. Este es el desembolso más grande realizado en la historia del organismo.
“Es una inyección de ánimo para la economía mundial en medio de una crisis sin precedentes. La asignación de DEG beneficiará a todos los países miembros, abordará la necesidad de reservas a escala mundial y a largo plazo, generará confianza y promoverá la resiliencia y estabilidad de la economía mundial. En particular, ayudará a los países miembros más vulnerables que están luchando contra los estragos de la crisis provocada por el covid-19″, señaló la directora gerenta del FMI, Kristalina Georgieva.
La asignación general de DEG entrará en vigor el 23 de agosto de 2021. Los nuevos DEG serán acreditados a los países miembros del FMI en proporción con sus actuales cuotas en la institución.
Aunque a Venezuela le corresponderían unos $5.100 millones, el FMI no le entregará los fondos “dada la discusión en curso sobre quiénes son exactamente las autoridades venezolanas”, explicó Alberto Ramos, director de Investigación Económica de América Latina de Goldman Sachs.
Advierte que el principal obstáculo es que muchos países -incluido Estados Unidos, que es el mayor accionista del FMI- “no reconocen a Nicolás Maduro como el presidente legítimo de Venezuela”.
Si el desembolso llegara al gobierno venezolano, sería aproximadamente el 80% del stock actual de sus reservas internacionales. Hasta el momento las autoridades no se han pronunciado al respecto.
En Latinoamérica los países más beneficiados por la medida serán Argentina, Ecuador y El Salvador. Se espera que Argentina reciba unos $4.300 millones, lo que representaría un aumento considerable de sus reservas brutas.
Esa inyección de recursos le permitiría cumplir con el pago programado de deuda que tiene pendiente con el mismo FMI.
Ecuador, cuyas reservas están en un nivel muy bajo, recibiría unos $1.000 millones, lo que elevaría sus reservas 16,1%. Estos nuevos recursos “contribuirían en gran medida a mejorar los indicadores de resiliencia externa, pero en última instancia, eso debe complementarse con políticas macroeconómicas disciplinadas y un claro impulso de reforma”, argumenta Ramos.
A El Salvador, que tendrá acceso a unos $400 millones, le permitirá aumentar su stock de reservas en un 12%. Por su parte, Colombia recibirá 2.800 millones (4,6% de sus reservas) Chile 2.400 millones (5%) y Perú 2.500 millones (2,5%).