El Gobierno de Venezuela consideró “inadmisibles” las condiciones planteadas por la Unión Europea para enviar observadores a las elecciones parlamentarias, entre ellas el aplazamiento de dicha cita, y advirtió que seguirá adelante con el proceso “de manera libre y soberana”.
Miraflores convocó elecciones el 6 de diciembre para renovar la Asamblea Nacional, pero una misión de la Unión Europea planteó esta semana en Caracas la posibilidad de aplazar la votación unos seis meses para obtener ciertas garantías, algo que el Ejecutivo de Nicolás Maduro siempre había rechazado.
En un comunicado del Ministerio de Exteriores, Caracas volvió a descartar esa posible prórroga y acusó al Servicio Europeo de Acción Exterior, encabezado por el Alto Representante Josep Borrell, de mantener una “posición sesgada” en este tema al “desconocer los esfuerzos” realizados por parte de las autoridades venezolanas.
En este sentido, el departamento que dirige Jorge Arreaza defendió que se pactó “un amplio marco de garantías con los distintos sectores políticos nacionales”, a pesar de que los principales partidos de la oposición, liderados por el jefe de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, han descartado participar en los comicios.
Para Caracas, es “lamentable” que la Unión Europea “responda con un pliego de condicionamientos” a la oferta de Maduro de enviar observadores electorales -invitación que también se ha hecho extensible a la ONU-, al considerarlo “un acto inadmisible que no se corresponde con el espíritu de la invitación realizada, ni con el buen ambiente que en los últimos meses se ha logrado desarrollar en la relación con el Gobierno de Venezuela”.