La venezolana Olga Ramos, caminó durante días a través de la selva, cruzando ríos, escalando cerros y cargando a su hija en pañales a través de una región pantanosa tan profunda que parecía que se las tragaría enteras.
En el camino, se cayó varias veces, ayudó a un niño discapacitado que tenía un ataque de pánico y vio el cadáver de un hombre con las manos atadas a su cuello.
Ramos, de 45 años, forma parte de un movimiento de connacionales que arriesgan sus vidas en una selva mortal rumbo a los Estados Unidos buscando el sueño americano.
Se estima que desde 2015 a 2018, en el peor periodo de la crisis en Venezuela, la detención de migrantes venezolanos en la frontera sur de EE.UU, jamás superó las 100 personas al año, según reportes de las autoridades norteamericanas.
Este año, dan cuenta de más de 150.000 venezolanos los que han llegado a la frontera.
La mayoría de ellos se han animado a emprender este terrible viaje porque se difundió el rumor que los Estados Unidos no tiene forma de devolver a muchos de ellos, además, este paıs tiene un alto poder adquisitivo, su PIB per cápita corriente alcanzó los $69.231.
El secretario de Seguridad Nacional de EE.UU., Alejandro Mayorkas, dijo en una entrevista que el gobierno de Biden seguía comprometido con la creación de “caminos legales” para que las personas migren a Estados Unidos “sin tener que poner sus vidas en manos de contrabandistas y proceder por terrenos traidores como el Darién”.
Pero no presentó ningún plan en particular para los venezolanos, quienes, de solicitar visas desde el exterior, seguramente tendrían que esperar durante años.
Mayorkas recalcó que su nación no está ofreciendo ningún tipo especial de refugio para los venezolanos.
No obstante, esto no ha impedido que proliferen los rumores de que el gobierno de Biden ha abierto las puertas a los migrantes venezolanos y de que una vez que lleguen les ofrecerá ayuda.
Trascendió, que desde 2017, Estados Unidos ha invertido casi 2.700 millones de dólares para responder a la crisis de Venezuela y una parte significativa de ese dinero se ha destinado a países sudamericanos que reciben a los venezolanos. La meta ha sido evitar que vayan al norte./RD
Fotos cortesía: New York Times