Damarins Díaz.- Comerciantes aseguran que la venta de carne regulada representa pérdida para ellos, esto por el precio impuesto para la venta y además porque deben cerrar en su totalidad el acceso al establecimiento, pues temen a los agitadores de las colas.
Los establecimientos que reciben carne y otros productos de la cesta básica deben vender a puerta cerrada para garantizar que los usuarios se mantengan en orden. El alto nivel de estrés que sufren estos comerciantes también se refleja en sus ingresos pues al vender productos regulados deben restringir el ingreso al comercio hasta salir de la totalidad el producto que llegó.
Esto afecta de manera directa las ventas de otros productos que no están regulados pero que necesitan ser vendidos para recuperar la inversión. Eduardo Andrade encargado de la carnicería El Oasis de la Carne en Catia la Mar, expresa que no ha vendido carne regulada porque no se la han despachado, pero destaca que debe ser problemático para el que esté a cargo del negocio en ese momento.
Andrade indica que la solución para evitar problemas al momento de vender la carne es “surtir a todos los establecimientos, esto disminuiría las colas y atendería la demanda”, añade que mermaría el comportamiento defensivo de muchos usuarios. Asimismo, expresa que tiene más de 15 días sin que le llegue carne y pollo, “cuando me llega esta mercancía cuesta para venderla, porque la gente ya no está comprando a precio de calle”.
Otros carniceros dicen sentirse utilizados, pues vender carne regulada genera más trabajo y da poca ganancia al comercio, en este sentido, piden que se haga una reestructuración de costos para dar una ganancia justa al vendedor./jd