Inflación empuja a comerciantes a la quiebra
*Aseguran que las ventas se han desplomado en más de 90%
“Con el agua al cuello” declaran estar los comerciantes de ropa, quienes aseguran que la inflación golpea duro al sector donde las ventas se desplomaron en más de 90% en lo que va de año. Comentan que luchan por no irse a la quiebra, pero tampoco tienen cómo reponer inventario.
Henry Ramírez, propietario del local Inversiones Pomponio, expone que solamente una docena de pantalones se ubica sobre los Bs. 900 mil que era la cifra “con la que antes podías empezar un negocio. Ahora para poder incursionar en el comercio de ropa se necesita una inversión de Bs. 10 millones como mínimo y la misma cantidad de capital para mantener y pagar permisos”.
Explica que lo que causó un crecimiento acelerado en los precios ha sido la paralización de la producción de prendas nacionales, sumado a las alzas diarias en el dólar paralelo que es el único al que tienen acceso los importadores.
“Ya solo trabajo con franelas que son las más económicas y están en Bs. 78 y Bs. 120 mil la docena. A veces me toca reponer inventario por piezas porque las ventas son nulas”.
Comenta que tiene más de 15 años dedicado al comercio y para evitar bajar su santamaría se ha valido de diversas estrategias que van desde “quedarme sin empleados hasta subir menos a Caracas a comprar. Hace algunas semanas llevé Bs. 350 mil para invertir y solo regresé con una bolsa pequeña. Antes eso significaba venirme en taxi de la cantidad de bultos que bajaba”.
En situación similar aseguran estar todos los vendedores de ropa del mercado Cacique Maiquetía. Muchos han tenido que cambiarse de rubro a fin de seguir luchando y no tener que entregar el local que tanto trabajo les costó conseguir.
“Es triste como ahora tenemos un mejor espacio, pero no registramos ventas. La inflación nos está llevando a la quiebra. Yo tuve que incluir tortas y algunas golosinas además de la ropa interior que vendo porque si no me voy a casa sin nada”, dijo una vendedora, al tiempo que precisó que está trabajando con la última mercancía que le queda y no cree que pueda reinvertir.
Más de 70% se han rendido y han decidido cerrar sus locales, ya que abrirlo todos los días terminaba significando pérdidas en lugar de ganancias. “Dicen que prefieren que sea así porque se ahorran pasaje, comprar comida e irse con el trago amargo de no vender nada”. /jd