Al menos cuatro días de salario hacen falta para comprar un kilo de tomates o cebollas, que ya oscilan entre los 1.300 y 1.500 bolívares. Según explican los vendedores, estos precios que dejaron sin aliento a muchos, responden a la dificultad que hay para cosechar debido a la escasez de insumos.
Mauricio Estévez, productor y vendedor de Catia la Mar, asegura que desde hace más de seis meses “es una odisea conseguir desde el abono hasta el fertilizante. Cada vez se cosecha menos y se invierte más, esto porque toca comprar los insumos en el mercado negro donde están cinco veces sobre su precio real”.
Explicó, que de manera simultánea la escasez de repuestos también ha golpeado esta área de la economía pues “con el estado pésimo de las vialidades de Carayaca, sobre todo en el sector Cataure, hemos dañado los camiones e invertir en su reparación se lleva todo lo obtenido en las ventas”.
El pimentón por su parte está sobre los 900 bolívares, mientras que las zanahorias y las papas están sobre los 500 bolívares. MEM/jd