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Varguenses se siembran en Gato Negro sin que nadie responda por buses

 

 

A las 4:00 pm del lunes, a la salida de la estación Gato Negro, en Caracas, se cruzaban las kilométricas colas para bajar a Catia la Mar, La Guaira, Caribe y demás zonas de Vargas. Quienes salían de la estación del metro de inmediato entraban en pánico por la aglomeración de gente y la ausencia de buses.

Alexandra Martínez estudia en la Universidad Santa María y no es primera vez que debe plantarse en la zona, que sirve de terminal para los varguenses. Se le acerca un joven, de aspecto descuidado, y le dice casi a manera de susurro que hay una buseta cargando para Catia la Mar.

 

-“¿En cuánto el pasaje?”, pregunta la jovencita esperando el duro “golpe”

-“30 bolos”, le responde el cargador

 

Afortunadamente, la universitaria tenía en su monedero un billete de 100 mil bolívares, de esos que dejarán de circular este 4 de junio, por lo que pudo pagar al pirata para retornar a su casa.

 

Sin embargo, su caso es muy distinto al del estudiante Jorge Izaguirre, quien cursaba Derecho en la misma universidad, pero no tuvo otra opción que abandonar las aulas, porque no siempre tenía efectivo para cubrir su traslado desde La Soublette hasta Petare, donde está el campus universitario.

 

El otro factor fue la falta de buses. “En más de diez oportunidades se me hacían las 9:00 pm en las colas de la salida de la estación Gato Negro y entraba en pánico por no saber qué hacer a esa hora. No pude superar esa angustia y decidí quedarme en casa”.

 

Este lunes 9 de abril eran las 7:00 pm y las colas no se movían. Los pasajeros comentaban entre ellos que irónicamente eran los funcionarios de la PNB a quienes “les dio por cumplir las leyes que ellos mismos trasgreden, pues todo el mundo aquí sabe que cobran vacuna a los piratas para que puedan cargar y pedir los que les venga en gana”.

 

No hay plan de contingencia y el pasaje lo cobran a Bs. 10 mil

Mariela Toro, habitante de Tanaguarena, lamenta que todos los días sea la misma historia: “uno llega a la parada a una hora pero no sabe a qué hora se va y mucho menos cuánto va a pagar. Ya los choferes de la línea están cobrando 10 mil para Catia la Mar sin gaceta ni nada, como vienen haciendo desde hace un tiempo. No hay quien le ponga freno a tantos abusos”.

 

La inseguridad es otra invitada que guarda cautelosa a sus víctimas. De día o de noche igual actúa tanto en esa parada como en Capitolio, donde la anarquía es mucho mayor. “Ahí hasta el que vende tostones puede robarte. Eso sí que es tierra de nadie”, agrega Toro./AT

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