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Upp89: Unidad no es hablarle a un solo sector del país

Aseguran que la ilegitimidad de un gobierno no la da la abstención

Ante la invitación al Pacto Unitario Nacional que les hiciera el presidente de la Asamblea Nacional Juan Guaidó, la dirigencia de la Unidad Política Popular 89 (Upp89) le contesta que la unidad requiere que le hable a todo el país, “no podemos hablarle a un sector del país y olvidarnos de los demás”.

“El error repetido y reiterativo de Juan Guaidó, María Corina Machado y otros dirigentes de la oposición es hablarle solamente a una parte del país”.
Consideran que hay que hablarle a los que han decidido participar en el proceso electoral, a pesar de reconocer que estará viciado y no tendrán la transparencia y las garantías adecuadas, también a los que han decidido no participar, a la población opositora y a la población chavista.

Reinaldo Quijada, coordinador nacional de la UPP89, reitera que donde no puede haber concesiones, ni posiciones ambiguas, es en el plano ético. “No es posible, ni aceptable, cohabitar con el gobierno. Eso es inaceptable y debe definir los límites de nuestra acción política”.

“No entendemos por qué se busca un camino único, por qué se busca construir sobre el fracaso de otras propuestas. Nosotros, en la UPP89, buscamos construir desde la comprensión, no desde la negación del otro. Podemos entender perfectamente que la opción de participar no es fácil para muchos factores políticos cuando se les ha quitado su instrumento de lucha democrática, por vía del TSJ. Otro error es empecinarnos en un solo camino.”

Señala que ellos han enfrentado frontalmente al gobierno, aclarando que el gobierno carece de legitimidad, y no hay proceso electoral, ni acción política alguna, que pueda, a estas alturas, darle legitimidad. “La participación o la no participación, en sí mismas no es lo que legitima o deslegitima a un gobierno, lo fundamental es la actitud firme, sin ambigüedades, ni dobleces que uno asuma ante él”.

Destaca que no los mueve otro propósito que los intereses superiores del país y las profundas diferencias con un gobierno que no adversan solamente en el plano político e ideológico, sino fundamentalmente en el plano ético.

“Han sobrepasado los límites de toda mesura, de todo decoro. Ellos mismos, sus principales dirigentes, han buscado sumir al pueblo en el escepticismo y la desesperanza, en la indiferencia y en la apatía. El drama del país, es tener un gobierno autoritario y demagógico, indiferente ante el destino de la nación, que ve los signos palpables de la degradación del país, de la depauperación de su población y que no tiene la valentía, ni la honestidad, para asumir la realidad. Sólo están aferrados al poder como quien defiende una propiedad, un trozo de tierra o una morada”.

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