La suerte del Barcelona, al borde del abismo en varios momentos de la temporada, parece haber cambiado tras ganar la Copa del Rey, título que le dio alas para seguir remontando en una Liga que liderará si gana el jueves su partido atrasado contra el Granada.
«Tenemos La Liga en nuestras manos», proclamaba el domingo Antoine Griezmann después de comandar la victoria de su equipo con un doblete en Villarreal y antes de que el todavía líder, el Atlético de Madrid, volviera a tropezar en Bilbao.
Esas palabras hubieran sonado quiméricas en muchos otros momentos, como cuando el Barsa iba 12 puntos por detrás de los rojiblancos en el primer tercio de la liga o, sin ir más lejos, cuando los azulgranas perdieron en el campo del Real Madrid hace dos semanas.
Sin embargo, el 4-0 ante el Athletic en la final de Copa levantó morales e hizo ver que un doblete era posible incluso en esta temporada considerada por muchos de transición.
«Nunca he dicho que el doblete era imposible, depende de cada partido. Estamos metidos y tenemos mucha hambre de poder ganar un título grande. La clave es ir partido a partido», reconoció antier el técnico de un equipo hambriento, Ronald Koeman.
Pero el entrenador neerlandés también avisó: «Si ganamos los 6 partidos que quedan (5 para sus rivales directos), es nuestra, pero queda mucho y rivales muy duros».
La lucha entre Atlético (73 puntos), Madrid (71), Barcelona (71) y Sevilla (70) invita a no guardarse un gramo de fuerza, ya que entre los colchoneros, líderes, y los hispalenses, cuartos, solo media una victoria de distancia.
El Barsa, en cualquier caso, depende de sí mismo para colocarse en la cima este mismo jueves gana en el Camp Nou su partido atrasado contra el Granada, una cita que afrontará sin olvidar el choque directo contra el Atlético el 8 de mayo.