Al menos un muerto, un bus quemado y varias barricadas dejaron las protestas del viernes 3 de julio contra la gestión del gobierno para enfrentar la crisis económica derivada de la pandemia.
Los desórdenes más graves tuvieron lugar en la comuna santiaguina de Melipilla, donde un extranjero haitiano de 21 años recibió varios disparos y murió horas más tarde en un hospital, adonde fue trasladado en un taxi.
La Policía sostiene que los disparos venían de los mismos manifestantes e iban dirigidos a los agentes, que llegaron al lugar con carros lanza aguas y lanza gases.
También hubo disturbios en Cerro Navia, donde fue incendiado un bus, mientras que en Villa Francia, en el centro, se registraron por segunda noche consecutiva violentos choques entre manifestantes y agentes, en los que se lanzaron cócteles molotov versus bombas lacrimógenas.
Hubo 9 detenidos por participar o violar el toque de queda que rige desde mediados de marzo.
Chile, con 19 millones de habitantes, 295.532 contagios y 6,308 muertes, es el séptimo país con más casos en el mundo y el tercero más afectado en Latinoamérica.
La suspensión parcial de las actividades económicas provocó una caída del producto interior bruto (PIB) de 14,1%, en abril y 15,3%, en mayo y dejó sin ingresos a decenas de miles.
El Banco Central de Chile estima una recesión de hasta 7,5 % para 2020, mientras la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) calcula que la pobreza podría llegar al 13,7 %.
El gobierno de Sebastián Piñera aprobó dos paquetes millonarios de emergencia, que suman en conjunto 11,7 % del PIB, pero muchas familias denuncian que la ayuda aún no les ha llegado.
Este país, que cerró colegios, restaurantes y frontera, tiene a más de la mitad de su población confinada.