Bailarines de Carnaval llegaron el domingo al mayor escenario de Río de Janeiro con el rostro pintado de rojo al estilo indígena tradicional, mientras los percusionistas tocaban con las palabras “Mineros fuera” escritas en sus tambores.
Todo formaba parte del homenaje de la escuela de samba Salgueiro a los yanomami, el grupo indígena más grande de Brasil. Las grandes carrozas alegóricas, disfraces y canciones aludían a la antigua cultura y tradiciones del grupo.
“Mi Salgueiro es la flecha para la gente del bosque”, coreaban los participantes en el desfile mientras recorrían el Sambódromo y transmitían su mensaje a más de 70.000 asistentes en el recinto y millones de personas que lo seguían por televisión. “La oportunidad que nos queda es un Brasil indígena”.
El presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, recibe presiones para que cumpla sus promesas de erradicar la minería ilegal, especialmente tras un retroceso reciente en esos esfuerzos. Estos días se cumple un año desde que Lula declaró una emergencia de salud pública para los yanomami en la Amazonía, que sufren malnutrición y enfermedades como la malaria a consecuencia de la minería ilegal.
“El nuestro es un grito de auxilio de Brasil y el mundo en general”, dijo Davi Kopenawa, líder yanomami y chamán que asesoró a la escuela de samba sobre cómo mantenerse fiel a su pueblo, y que desfiló con Salgueiro. “Mi esperanza es que el mundo, al oír nuestra llamada, presione al gobierno brasileño para que expulse a todos los mineros, destructores de nuestra madre Tierra, que están ensuciando el agua y matando el pescado”.
Kopenawa desfiló con brazaletes y un tocado de plumas, además de un collar de cuentas con la imagen de un jaguar. Le acompañaban otros 13 yanomami que cruzaron el país en avión para participar en el espectáculo de Salgueiro.